Blood: el último vampiro puede analizarse desde diferentes perspectivas, pero en todas ellas se queda corta.

Si la ves como película independiente le falta trama y argumento. La historia parece un capítulo de una serie del que te has perdido los primeros episodios. No hay introducción, la acción comienza sin avisar y te deja con ganas de más, pero a lo largo de los 45 minutos que dura nadie explica muy bien qué está pasando o por qué. Esto hace que gane en sorpresa y misterio, pero a la vez deja al espectador confuso y con una cara de decepción cuando termina de manera demasiado abrupta. El final puede ser autoconclusivo, pero como ya he dicho antes parece un episodio independiente de una serie de la que sabemos muy poco.

Si, por el contrario, la ves para saber si merece la pena ver la serie que imagino que le da continuidad, pues no sé qué decir. La verdad es que a mí no me animó a verla, pero quizá a alguien sí que le llegue a picar la curiosidad por saber más de ese mundo de los cincuenta poblado por vampiros.

Como elemento positivo debo decir que me pareció notable el papel de la doctora, consigue alejarse del típico personaje que se encuentra en el lugar y momento equivocados y, para mi sorpresa, se aprecia en ella una evolución pese a la escasa duración del mediometraje.

En conclusión, experimento que llamará la atención de los amantes de los animes vampíricos. En mi opinión, con una duración mayor, dándole la oportunidad de profundizar más en la historia y los personajes, se habría conseguido un producto más interesante.

Nota final: 5