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Voto de RealModric:
6
5,8
24.670
Drama
Nuevas aventuras tanto personales como deportivas del boxeador Rocky Balboa, que en esta ocasión debe enfrentarse a un duro y frío boxeador soviético, llamado Ivan Drago. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una lástima que se haya desaprovechado una buena historia para que esta cuarta entrega de la saga Rocky se quede en un producto mediocre. La película no es muy larga y suceden acontecimientos realmente importantes por los que se pasa prácticamente de puntillas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Primero de todo, la aparición de Iván Drago de la nada. Obviamente es la época de la Guerra Fría, del hermetismo soviético, pero de buenas a primeras, aparece en los medios un desconocido boxeador que parece más una bestia o una máquina que alguien humano. Aunque claro, si no pasa esto, no hay película.
Se da el combate y tenemos el terrible desenlace, que por cierto es un final indigno para Apollo. No puede ser que las escenas del robot sexual de Paulie, momentos que parecen de otra película, tengan más minutos en pantalla que la muerte y funeral de Apollo. Y por si fuera poco, después de esta escena tenemos la presentación del combate entre Rocky y Drago. Acaba de matar a su amigo en un combate de exhibición, y después del entierro, en la siguiente escena, ¡estás sentado a su lado! Yo no puedo creerlo.
Tampoco puede ser la nula relevancia de Adrian en esta entrega. No tiene ninguna influencia sobre Rocky, no tiene ningún diálogo importante con él. Ella que es su figura de apoyo más importante, el pilar de su vida, queda relegada a un segundo plano. Incluso cuando se presenta por sorpresa en la URSS, no ocurre ningún cambio en él.
Y aparte de esto, la película es un videoclip por momentos. Es muy nostálgico ver todos los recuerdos que pasan por la cabeza de Rocky cuando ha decidido irse a la URSS a combatir y se sube a su coche, pero se abusa de esta emotividad, hay más secuencias de este estilo y entre unas cosas y otras, al final la película se te queda en una hora corta.
Ya en la URSS, Rocky está decidido a entrenar en el mismo infierno con tal de derrotar a Drago. Aquí volvemos a tener un videoclip que muestra la comparativa del rudimentario entreno de Rocky, casi propio del Paleolítico, y un Ivan Drago que entrena con la última tecnología y máquinas disponibles, eso sí, con la misma disciplina que su adversario.
Es la hora del combate y Rocky espera la llegada de su contrincante al ring. La mera presencia de Drago intimida, y si a eso le sumas el apoyo unánime del público soviético y la imponente escena con el himno, te puedes dar por noqueado antes de empezar el combate. Pero todos sabemos que esto no es así en el cine. Vemos los intercambios de golpes y las rondas pasar una detrás de otra hasta la última, y realmente resulta surrealista que ambos boxeadores lleguen tan enteros al final del combate. Y lo que es aún más inverosímil: ¡el público soviético apoyando al americano! Por ahí sí que no paso.
En definitiva, Rocky es Rocky, mejor o peor película, los seguidores estamos ahí, los más jóvenes como yo que ya llegamos tarde a conocer su historia, y los que la vieron de estreno en el cine.
Se da el combate y tenemos el terrible desenlace, que por cierto es un final indigno para Apollo. No puede ser que las escenas del robot sexual de Paulie, momentos que parecen de otra película, tengan más minutos en pantalla que la muerte y funeral de Apollo. Y por si fuera poco, después de esta escena tenemos la presentación del combate entre Rocky y Drago. Acaba de matar a su amigo en un combate de exhibición, y después del entierro, en la siguiente escena, ¡estás sentado a su lado! Yo no puedo creerlo.
Tampoco puede ser la nula relevancia de Adrian en esta entrega. No tiene ninguna influencia sobre Rocky, no tiene ningún diálogo importante con él. Ella que es su figura de apoyo más importante, el pilar de su vida, queda relegada a un segundo plano. Incluso cuando se presenta por sorpresa en la URSS, no ocurre ningún cambio en él.
Y aparte de esto, la película es un videoclip por momentos. Es muy nostálgico ver todos los recuerdos que pasan por la cabeza de Rocky cuando ha decidido irse a la URSS a combatir y se sube a su coche, pero se abusa de esta emotividad, hay más secuencias de este estilo y entre unas cosas y otras, al final la película se te queda en una hora corta.
Ya en la URSS, Rocky está decidido a entrenar en el mismo infierno con tal de derrotar a Drago. Aquí volvemos a tener un videoclip que muestra la comparativa del rudimentario entreno de Rocky, casi propio del Paleolítico, y un Ivan Drago que entrena con la última tecnología y máquinas disponibles, eso sí, con la misma disciplina que su adversario.
Es la hora del combate y Rocky espera la llegada de su contrincante al ring. La mera presencia de Drago intimida, y si a eso le sumas el apoyo unánime del público soviético y la imponente escena con el himno, te puedes dar por noqueado antes de empezar el combate. Pero todos sabemos que esto no es así en el cine. Vemos los intercambios de golpes y las rondas pasar una detrás de otra hasta la última, y realmente resulta surrealista que ambos boxeadores lleguen tan enteros al final del combate. Y lo que es aún más inverosímil: ¡el público soviético apoyando al americano! Por ahí sí que no paso.
En definitiva, Rocky es Rocky, mejor o peor película, los seguidores estamos ahí, los más jóvenes como yo que ya llegamos tarde a conocer su historia, y los que la vieron de estreno en el cine.