La nueva cinta de Asghar Farhadi, uno de los cineastas contemporáneos más hábiles en el terreno del melodrama y ya experto explorador de tragedias familiares vuelve a dejarnos otra notable obra que fue galardonada en el Festival de Cannes con el premio a la Mejor Actriz.

Farhadi vuelve a crear una obra sencilla y profunda, mano en la dirección de actores y una gran mirada en el guión; lo malo es que lo que nos maravilló en Nader y Simin, una separación (2011) aquí parece percibirse una mayor sensación de control y parece perder algo de cercanía además de que el filme parece excederse unos minutos de más.

Aún con esa sensación, Farhadi vuelve a dejar una cercana, dramática y excelente mirada a la família actual y sus tragedias; destacando la dramática entrega de Bérénice Bejo y del iraní Ali Mossafa, el personaje en el que nos identificamos y con el que buscamos encontrar una solución al clima familiar. Otra cosa a destacar es que Farhadi vuelve a dejar un excelente desenlace, postulándose como uno de los cineastas que mejor sabe cerrar sus historias.