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Argentina Argentina · Benito Juarez
Voto de fermillo:
9
Drama. Acción Pese a haber gozado de gloria y de premios en su pasado, un luchador (Jake Gyllenhaal) ha caído en desgracia. Sin embargo, no se rinde y toma la decisión de mejorar su imagen por el bien de su mujer (Rachel McAdams) y su hija. (FILMAFFINITY)

18 de junio de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre hay sitio para la esperanza No es cosa fácil innovar en una película de boxeo, y por extensión en un film ambientado en el ascenso, caída de una estrella y posterior resurgimiento de sus cenizas, deporte y sacrificio mediante. “Southpaw” no lo intenta. Es más, recoge todos los tópicos del género imaginables. Tenemos la gloria de un chico de la calle a lo “Rocky”, su posterior caída por una tragedia y su carácter como en “Toro salvaje”, la figura del mentor del Clint Eastwood de “Million Dollar Baby” y la presencia de una hija por la que luchar de “Campeón”. Sí, es convencional, es previsible, es tópica e incluso sus momentos familiares se encuentran ridículamente almibarados, aunque entre ellos destaca un instante con un “Te odio” que duele más que cualquier puñetazo directo a la nariz. Pero para compensarlo cuenta con dos poderosos ases bajo la manga. Por un lado, un buen pulso en la dirección por parte de Antoine Fuqua, todo un experto en thrillers urbanos que aquí otorga nervio a la realización, como viene siendo habitual en una filmografía que gusta de transitar por los bajos fondos. Por el otro, el que es el verdadero motor de la propuesta, un Jake Gyllenhaal que muta, tanto física como a nivel interpretativo, en un boxeador de las calles elevado demasiado prematuramente al estrellato. Un actor que es pura contundencia, y que en cada nuevo trabajo confirma que es uno de los mejores intérpretes del cine contemporáneo. Aunque no está solo. A su lado, limpiándole las heridas, se encuentra un genio de la interpretación como Forest Whitaker, un intérprete que quizá se deje ver poco en trabajos de este calibre, pero que siempre es pura presencia ante la cámara.
En definitiva, una gran película que pese a sus tópicos consigue mantenerte y sentirte parte de la historia de un boxeador que llego a la cima demasiado rápido y que para recuperar lo único que le queda en la vida (su hija) deberá luchar contra sus propios demonios.
fermillo
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