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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Comedia. Terror Viago, Deacon y Vladislav son tres vampiros que comparten piso en Nueva Zelanda. Hacen lo posible por adaptarse a la sociedad moderna: pagan el alquiler, se reparten las tareas domésticas e intentan que les inviten a entrar en los clubs. Una vida normal, salvo por una pequeña diferencia: son inmortales y tienen que alimentarse de sangre humana. Cuando su compañero del sótano, Petyr, convierte en vampiro a Nick, nuestros protagonistas ... [+]
11 de julio de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que “Lo que hacemos en las sombras” es un ejemplo de la diferencia que hay entre una tomadura de pelo y una película hecha con mucho sentido del humor. Porque aunque está libre de pretensiones, su historia tiene una línea pensada y clara, no sé hasta qué punto han estado abiertos a algunas posibles improvisaciones. Pero da lo mismo, porque su resultado, al menos para mí, no es en ningún momento ni cutre ni forzado, es bastante agradecido. Esta “rareza” estrenada casi de tapadillo en nuestro país en plena ola de calor, está escrita y dirigida mano a mano por Taika Cohen y Jemaine Clement, el cual se reserva un personaje protagonista. A nivel de taquilla podía haber ido mejor, ya que ya venía con premios en Toronto y Sitges, pero su promoción ha sido escasa. Y sin duda su círculo para exhibirla sería el de versión original ya que doblada pierde esa “naturalidad” que despide en todos los sentidos. Seguro que se convertirá en objeto de culto, y que con el tiempo será más buscada que otros éxitos de la cartelera actual. Pero por ello también pienso que no es para todos los paladares y depende, y bastante, del sentido del humor del espectador. Sin destripar nada diré que tanto su ingenuidad como su originalidad están bien resueltas gracias a la idea de estar rodada a modo de documental.
El mito del vampiro ha sido tratado desde muchos ángulos en el cine, desde el terror a la comedia, pasando por la desmitificación, ridiculización o “renovación” de su imagen, a veces muy manida o previsible. Sin duda el vampiro sigue siendo una figura interesante para el cine y aún puede dar de sí, como otros muchos mitos o géneros, aparentemente en dique seco, lo que viene a demostrar, una vez más, que depende del ingenio que se le eche y de la “seriedad” invertida en el proyecto, aunque se trate de comedia, para que al final sea un film cuanto menos respetable.
Y todo ello está en la misma línea, técnica y artísticamente, porque por ejemplo desde su vestuario, maquillaje, la música utilizada… a sus interpretaciones entran de lleno en el “juego” que se plantea. Puede parecer que lo de “juego” lo he utilizado en tono peyorativo, pero no es así. Se trata de una virtud, imprescindible en esta clase de propuestas. Y sí hay interpretaciones. Cualquiera que se preste a un rol, ponga intenciones y sepa darle intención a su texto, eso ya es un trabajo a valorar, aunque su tono sea en apariencia liviano o intrascendente. De hecho algunas miradas o cómo se defiende el desarrollo de sus personajes así lo demuestran, cumpliendo perfectamente con sus cometidos.
Hora y media escasa, que se hace grata si se entra desde el principio en lo que nos proponen, con momentos más logrados que otros, cosa normal, y donde también se ve que ante tanta la naturalidad no han acabado en el terreno del todo vale. No hay demasiada paja o “gracieta” gratuita y sí muchas ganas de hacer disfrutar, usando más el desparpajo que la desvergüenza, dos conceptos bien distintos.
Maggie Smee
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