Hay películas que tienen todos los elementos a su favor, y que al final de la proyección, da la impresión de se que queda por debajo de sus posibilidades. Y eso es lo que me ha ocurrido con “El niño 44”: tiene una buena producción, como ya se nota desde sus escenas iniciales, una buena banda sonora de Jon Ekstrand, una buena fotografía de uno de los genios en captar ambientes, Philippe Rousselot. Desde su factura técnica, a su “ambientación”, ambas en conjunto, están muy cuidadas. Su reparto, sobre todo sus dos protagonistas, Tom Hardy y Noomi Rapace, hacen un discreto trabajo, aunque a veces se note que se han esforzado. Dicho sea de paso es una pena que Vincent Cassel o sobre todo Gary Oldman parece que hayan figurado con personajes secundarios como mero reclamo comercial, sobre todo en el caso de Oldman, que personalmente creo que es uno de los mejores actores que hay en la actualidad pero que está relegado a papeles que le vienen pequeños, infravalorándole por regla general, quizás influya en ello su gran personalidad y que sigue conservando alma de “outsider”. Daniel Espinosa, con trayectoria en el norte de Europa y últimamente “apadrinado” por el cine americano, es su director, además del responsable del guión que se basa en una novela de Tom Rob Smith. Y creo que es ahí de donde parte el error, su dirección es algo funcional, meramente correcta y a veces hasta cansina, pero es su guión el que no termina por definir el camino que debió adoptar desde un principio.
La temida pregunta por muchos directores, por aburrida o porque casi suene a absurda, aquí viene que ni pintada: “Usted, ¿qué ha querido contar?” Su trama central, la dramática, intenta hacer un retrato crítico de la sociedad rusa en la década de los años cincuenta del siglo pasado, en ella se intentan abarcar muchas cosas pero sin terminar de centrarse en ninguna, trama que se entrecruza con la subtrama del thriller, pero que en la película nunca adquiere el peso requerido, es más, se va diluyendo a medida que se avanza sobre ella, con el agravante de que tiene unos personajes que no siempre tienen claros sus objetivos, lo cual repercute en el desarrollo del film, dos horas casi y veinte, demasiado tiempo para una historia que perfectamente se podía haber abreviado.
Creo que al final sus pretensiones y sus difusas intenciones me pesan bastante, resultándome un film un tanto fatigoso, porque nunca se sabe que quiere terminar por contar, ni dónde quiere llegar y las claves que baraja nunca terminan por quedar bien utilizadas. Y es lastimoso, porque han contado con medios, y el cine, sobre todo el de adultos, necesita más que nunca películas que al menos tengan el atractivo que a priori pudiera tener “El niño 44”, es decir, proyectos que prometan el contar una historia diferente, que suenen atractivas. Lo que pasa, al menos en esta ocasión, es que han descuidado su calidad. Es lo que tiene el adaptar novelas, que pueden resultar apasionantes sobre el papel, pero en su traslación a la pantalla se nos puede ir perdiendo parte del equipaje, que luego nos hará falta para llegar a esa pasión inicial que motivó el que se rodara.