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Voto de Francisco Javier Millan:
9
7,0
8.017
Animación. Drama. Comedia La rutina de la pequeña María en el colegio se verá alterada por la llegada de un niño muy especial. Pronto se convertirán en amigos inseparables. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2014
26 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso como este año en los Goya, los dos ganadores en la categoría de cortometraje, abordasen el tema de la soledad desde dos perspectivas diferentes, por un lado la de los mayores en “Abstenerse agencias” (imagen real) y por otro la soledad infantil que viven muchos niños discapacitados y su dificultad de integrarse con el resto de sus compañeros.
El director Pedro Solís ha obrado un milagro, a través de esta pequeña pieza de animación de tan solo diez minutos, logra conmover mucho más que cualquiera de las películas españolas que se estrenan en las salas. Es más, me atrevo incluso a decir, que es el premio más justamente recibido en un año donde los Goya han vuelto a perder el brillo, por culpa no solo de una gala “ortopédica” sino también por los nefastos resultados de calidad de las producciones presentadas.
Solís maneja la emoción en un grado superior a la media, ya desde sus primeras imágenes sabes que el cortometraje te va a conmover, la historia tiene ese punto de delicadeza que pocos maestros de la animación han logrado trasvasar.
La amistad, y porque no decirlo, el amor entre los dos niños protagonistas se desarrolla con sencillez, con un personaje como el de María que expresa una dedicación incansable para que su amigo sea feliz. Dos auténticas almas gemelas que se encuentran en una sociedad que separa a los diferentes y a los inservibles.
El espectador que se introduzca en esta bellísima pieza descubrirá elementos suficientes para reencontrarse con su infancia y lo que es más importante con su propio corazón.
Pocas emociones como las que transmite este cortometraje encontraremos en el cine de hoy en día, y pocos directores logran tocar el cielo con el género del cortometraje.
Creo sinceramente que el único cine que perdurará en nuestra mente cuando pase el tiempo, será aquel que logra conmovernos y remover nuestras emociones. Pedro Solís sin duda lo hace, basándose en una experiencia personal, y con un enorme talento para con las imágenes animadas.
Observad esos ojos cristalinos de los dos protagonistas, llenos de vida, su expresión y su forma de encarar su relación los hacen mucho más vivos que cualquiera de los actores que pululan en nuestro panorama español.
Que unas criaturas salidas de un ordenador lleguen hasta este punto de sincronía con nosotros, es algo que solo podremos encontrar en Pixar en la actualidad y en Disney en décadas pasadas.
Pero no solo los personajes y la historia te llevan de la mano, sino también la música, un excelente ejercicio de lo que debe ser una buena banda sonora, algo absolutamente olvidado por nuestros cineastas. Quizás sea un añadido edulcorado, pero siempre he creído que un director no está completo hasta que no sabe conmover con las imágenes y con el sonido.
El director de “Cuerdas” ha sabido desde el primer momento utilizar todas las herramientas necesarias para crear esta bella historia de amor entre dos desconocidos, entre dos personas que no se conocían previamente, y que de repente descubren que ambos se necesitan.
Es probable que en estos tiempos oscuros que vivimos donde emocionarnos es signo de ser débil, tengamos que regresar a nuestras infancias para descubrir donde tenemos ese punto de inspiración que nos sirvió y nos marcó a nivel emocional, y que nos llevó de la mano hasta nuestra edad adulta.
Cuando veáis este corto es probable que os encontréis con vosotros mismos y descubriréis que alrededor vuestro hay gente que realmente os necesita.
Francisco Javier Millan
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