Considero que es de lo mejor que he visto en la última década.

Toda conexión con el universo Batman es casi anecdótica. Sí me resulta gracioso que aparezca Bruce Wayne, que se recree de nuevo el asesinato de los padres en el callejón y, sobretodo, reinventar y dotar de realismo al personaje del cómic. Pero la realidad es que yo la veo como una película aparte de este universo donde se trata la evolución de un personaje y sociedad enferma.

La interpretación de Phoenix suponía un reto tremendo: la comparación con Heath Ledger era inevitable y, aún así, su actuación será recordada como una de las grandes de la historia del cine (a la altura de estrellas como De Niro en Taxi Driver, o de tantos otros). Sus expresiones, reforzadas siempre por un excelente maquillaje, variando de la risa hilarante a la tristeza, la improvisación de los bailes, su desgaste físico…. Francamente, a mi parecer consigue lo que parecía imposible, y no sólo hablo en comparación con Ledger sino el superarse incluso a sí mismo, que ya es mucho decir.

El guion me pone los pelos de punta. Te golpea la verosimilitud con la que trata la deshumanización de la raza humana y da lugar a debates y reflexiones sobre la maldad del personaje.

Magistral el montaje ayudado de la maravillosa banda sonora de Hildur Guonadóttir, que te transmite la tristeza desde el minuto uno. Además, considero que la película va in crescendo hasta llegar al clímax que supone Phoenix sobre el coche de policía dibujándose la sonrisa con su propia sangre, frente a la turba exacerbada… y todo en slow motion…