De un perfeccionista a otro. Igual precisión. Mismos hábitos metódicos que no dejan espacio a la improvisación para ejecutar, con enfermizo, frío y perfecto sentido de la minuciosidad -casado con la sangre- un plano o simplemente a otro ser humano. Michael Fassbender y David Fincher beben del mismo caldo para convertirse y seguir respectivamente los pasos de un sicario sin precisar herramientas verbales (si no son en off) hasta casi traspasarse la media hora inicial.
Subrayando los logros de uno y otro, los francotiradores de cabecera mejor posicionados, sobre el papel y a un nivel musical del cine de Fincher: el guionista Andrew Kevin Walker ('Seven') adaptando la historia de Alexis Nolent para una novela gráfica y los inactivos -en lo que no atañe a componer bandas sonoras- Nine Inch Nails. No es casualidad que para el verdugo de expresión imperturbable la música sea su vínculo con un estado psicológico puramente logístico, frío, mecánico y desnudo de obstáculos emocionales que le impidan matar.