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Voto de Cinemagavia:
8
Aventuras. Romance. Fantástico Edad Media. Una leyenda de carácter sobrenatural relata la diabólica venganza del Obispo de Aquila, que consiste en hacer imposible el amor entre Navarre (Rutger Hauer) e Isabeau Anjou (Michelle Pfeiffer). Aliándose con las fuerzas del mal, el Obispo consigue hechizar a los amantes: ella se convertirá en halcón durante el día, y él será un lobo por la noche. Eternamente unidos y separados, encontrarán un aliado en el joven lacayo ... [+]
30 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espada y brujería

Lady Halcón es una película perteneciente, sin duda, al género de espada y brujería. Abundancia de aceros enormes, duelos a muerte, brujo malvado donde los haya y un hechizo indisoluble, pero novedosa, en tanto en cuanto los héroes no son grandes guerreros, sino simplemente un ladronzuelo, un fraile gordo y achacoso y la joven hechizada, Isabeau, a la que le da vida Michelle Pfeiffer en uno de los mejores papeles de su vida.

Otra novedad, que se agradece sobremanera, es que no hay que rescatar a una joven dama indefensa, sino que nos narra la desgraciada vida de unos enamorados, condenados por la lujuria exacerbada de un obispo brujo y corrupto a vivir por siempre jamás sin poder unirse, mientras haya día y noche en la tierra.

No podemos obviar la poca importancia que se ha dado a las escenas de lucha, indispensables en cualquier film de espada y brujería, para, sin embargo, primar el excelente guion y recrearse en el argumento y la superación de los obstáculos que separan a los personajes. Esto no quiere decir que no haya momentos de pelea, que los hay, y bien coreografiados, sobre todo la grandiosa escena final, pero, no es uno de los pilares de la película, como sí lo son la amistad, el amor, el honor y la verdad.

Siempre juntos, eternamente separados

Este bello cuento de hadas, que mantiene a los protagonistas siempre juntos pero eternamente separados, perteneciente al género de moda de los 80’, destaca por su originalidad, su cuidada factura y un vestuario muy acertado.

Pero el director, una vez más, innovó con el diseño de los uniformes y los cascos de los soldados, que no desentonarían en absoluto en una película del futuro, y que en Lady Halcón, se ha logrado integrarlos perfectamente en un entorno de piedra, caballería, lucha y religión.

La fotografía, firmada por Vittorio Storaro (’Apocalipsis now), es de una plasticidad impresionante. Supo captar la luz y las sombras, la noche y el día, tan importantes en esta obra, así como resaltar la inmensa belleza de los Apeninos italianos donde está rodada. Si a esto, sumamos el virtuosismo del encargado de montaje, Stuart Baird, que atrapó los corazones de los enamorados y de los espectadores en la escena del amanecer, cuando durante unos segundos ambos amantes coinciden, mientras se produce su transmutación, se consigue un bellísimo espectáculo para los ojos del espec

Y, desde luego, lo que fue un total acierto, fue el casting. Difícil imaginar este largometraje sin la mirada de Michelle, la fuerza arrolladora de Rutger Hauer, la picardía de Matthew Broderick o la borrachuza actitud de Imperius. Por no hablar de la excelente fotografía de Storaro y el maravilloso montaje de Baird.

¿Música electrónica para la Edad Media?

Estrenada en 1985 en pleno auge del género espadachín, deja intuir el ánimo ochentero en la magnífica y por otro lado arriesgada, sorprendente y anacrónica banda sonora firmada por Andrew Powell y producida por Allan Parson Proyect, con la que, quizás el director, Richard Donner, quiso atraer a un público más preocupado por la música que por la trama, alternando música realizada con sintetizadores, con cantatas del siglo XIV.

Esta elección, finalmente aclamada por unos pocos, y vilependiada por la multitud, es el elemento más significativo y diferenciador de la cinta. La verdad es que uno se puede preguntar qué hubiera pasado, si la banda sonora del film la hubiera firmado otro director musical, como por ejemplo John Williams.

Seguramente, entonces, estaríamos hablando de que Lady Halcón sería recordada como una de las mejores películas de su género.

Aunque la opción elegida, de música electrónica con sintetizadores, otorgó atemporalidad y originalidad indiscutible a una bella historia de amor, causó estragos en la taquilla. No todo el mundo entendió esta elección, y, principalmente, la película no llegó a la franja de espectadores que el director quiso alcanzar, quizás también, porque esa generación joven, no entendía el ritmo lento y sinuoso de la película, que va desgranando lentamente la tragedia que vivían los dos enamorados. Una pena.

Conclusión

En definitiva, una receta con ingredientes de brujería, historia de amor verdadero, música ochentera y estilismo futurista, que, como los viejos vinos, ha envejecido estupendamente, con un excelente equilibrio entre acción, amor, aventura y amistad y uno de los finales más bonitos y emotivos que se han visto en la historia del cine.

Y, en cuanto a la banda sonora, para gustos los colores. Mejor pasen y vean, suban el volumen, relájense… y disfruten, que de estas hay pocas.

Escrito por Luz Nogués
Cinemagavia
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