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Voto de Cinemagavia:
9
7,0
3.268
Drama
Merab lleva ensayando desde que era muy joven en la Compañía Nacional de Danza de Georgia con su pareja de baile, Mary. De repente, su vida da un vuelco cuando aparece el despreocupado y carismático Irakli y se convierte en su rival más poderoso, pero también en su mayor objeto de deseo. En una atmósfera conservadora, Merab se enfrenta a la necesidad de liberarse y arriesgarlo todo en el empeño.
17 de noviembre de 2019
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que destacar la elegancia con la que va introduciendo la curiosidad y el miedo a ser diferente. Dentro de este puzzle de una sociedad conservadora, hace que el espectador sea capaz de empatizar con esa inocencia y candidez de los sentimientos. Realiza un viaje emocional que no deja indiferente. Además, termina por hacer una reflexión introspectiva de la propia familia, de la comprensión y lo contrario, la discriminación. Por lo cual, esa búsqueda incesante de identidad. Hace una construcción de las relaciones personales muy enriquecida, con sus claroscuros y sus imperfecciones. Por último, destacar la crítica social que hace con la necesidad de avance en las libertades sexuales. La manera de exponerlo es tan perspicaz que el público conectará fácilmente, aunque no se haga de una forma obvia. Una historia con una sinceridad intrínseca que permanece en la mente de la audiencia una vez terminada.
*Sutileza, delicadez y vigorosidad
Levan Gelbakhiani es el alma indiscutible de And Then We Danced. El actor debuta con este film y lo hace por la puerta grande. Realiza un ejercicio visceral y lleno de sensibilidad. Por suerte, no cae en el dramatismo excesivo y muestra las taras de su personaje al público de una forma muy expresiva. Se mimetiza con la personalidad de Merab desde el comienzo y soporta la carga emocional de una manera brillante. Recuerda mucho al realismo y a la pasión que realizase en su día Adèle Exarchopoulos en la famosa “La vida de Adèle” o Timothée Chalamet en “Call Me By Your Name”. El actor sabe manejar con maestría la expresión no verbal y la coreografía en escena. Realiza una labor actoral impoluta, con una verdad y un desasosiego que culmina durante su secuencia final. Es arte en estado puro.
Bachi Valishvili también realiza un trabajo interpretativo que se aprecia desde sus primeras escenas. El actor domina la energía que se palpa en escena y fabrica una estabilidad que acerca todavía más al espectador. Tiene ese aire de seductor que embauca a la audiencia, una naturalidad ingeniosa. Sabe contenerse en las escenas de mayor exaltación y dibuja junto a Gelbakhiani un combo que se combina a la perfección. Valishvili como Irakli es una gran carta de presentación en el mundo del cine. Por otro lado, destacar la gran interpretación de Ana Javakishvili como Mary. La actriz queda en un segundo plano, pero se convierte en fundamental. Sorprende esa potencia tan fuerte y frágil a la vez, esa contrariedad del sentimiento. Pese a no ser un personaje principal, el espectador se quedara con su interpretación por ese empuje sensitivo que da al film. Un equipo actoral sobresaliente.
*La composición del lienzo
Lo que diferencia a And Then We Danced de otros filmes es la calidad de su realización técnica. Hay un cuidado por cada uno de los elementos en escena, que no queda nada a la improvisación. Para empezar, las secuencias de bailes regionales se enseñan con mucha pasión, arte y respeto. Al igual que se hiciese con “Cisne negro” y el ballet, recrean ese universo asfixiante y exigente como vehículo expresivo. Por otro lado, ese contraste con escenas de baile en otro contexto y otro estilo musical, aporta riqueza a la composición narrativa. Las coreografías son impresionantes y para la parte del público que no conozca la cultura georgiana, servirá como aliciente para meterse dentro de este universo. Plantean el debate sobre qué es la masculinidad y lo hacen a través del propio baile, por lo que no es una simple circunstancia del personaje.
Después, hay que aplaudir la dirección fotográfica que crea realmente planos que son de un nivel elevado. Tienen un significado artístico muy atractivo, con carácter y muy atrayente hacia el público. El manejo de la iluminación, esa manera de mezclar la gama de colores… Hacen sentir al espectador de una forma tan sutil. Se puede ver el gran esfuerzo creativo que hay detrás. Lo mismo ocurre con la dirección artística, es alucinante como han sabido dar importancia a cada uno de los escenarios en los que se desarrolla la acción. Tanto interiores como exteriores son alucinantes. Lo mismo ocurre con el vestuario de los personajes, lo que podría ser únicamente una manera de posicionar a los personajes socioculturalmente, también se emplea para hablar de la identidad de lo que se está viendo en pantalla. Inteligencia artística muy elevada.
*Conclusión
And Then We Danced es una película muy profunda que se aleja de romanticismos y hace una metamorfosis completa de sus personajes. Plantea diversos frentes emocionales que consiguen atrapar al espectador desde el principio. La calidad del guion es muy alta. Levan Gelbakhiani realiza su debut cinematográfico por todo lo alto y da una interpretación brillante. Es el alma de la película. A nivel técnico, hay una composición muy bella, con un cuidado y un detalle tan sensible, que enamora al público. Destacar las escenas de baile como vehículo sensitivo y expresivo. Es una danza que comienza con sutilidad y va en “crescendo” hasta que se convierte en una explosión de emociones y sentimientos, que quedará marcada en cada una de las personas que ha disfrutado de esta obra tan personal.
Escrito por Diego Da Costa
*Sutileza, delicadez y vigorosidad
Levan Gelbakhiani es el alma indiscutible de And Then We Danced. El actor debuta con este film y lo hace por la puerta grande. Realiza un ejercicio visceral y lleno de sensibilidad. Por suerte, no cae en el dramatismo excesivo y muestra las taras de su personaje al público de una forma muy expresiva. Se mimetiza con la personalidad de Merab desde el comienzo y soporta la carga emocional de una manera brillante. Recuerda mucho al realismo y a la pasión que realizase en su día Adèle Exarchopoulos en la famosa “La vida de Adèle” o Timothée Chalamet en “Call Me By Your Name”. El actor sabe manejar con maestría la expresión no verbal y la coreografía en escena. Realiza una labor actoral impoluta, con una verdad y un desasosiego que culmina durante su secuencia final. Es arte en estado puro.
Bachi Valishvili también realiza un trabajo interpretativo que se aprecia desde sus primeras escenas. El actor domina la energía que se palpa en escena y fabrica una estabilidad que acerca todavía más al espectador. Tiene ese aire de seductor que embauca a la audiencia, una naturalidad ingeniosa. Sabe contenerse en las escenas de mayor exaltación y dibuja junto a Gelbakhiani un combo que se combina a la perfección. Valishvili como Irakli es una gran carta de presentación en el mundo del cine. Por otro lado, destacar la gran interpretación de Ana Javakishvili como Mary. La actriz queda en un segundo plano, pero se convierte en fundamental. Sorprende esa potencia tan fuerte y frágil a la vez, esa contrariedad del sentimiento. Pese a no ser un personaje principal, el espectador se quedara con su interpretación por ese empuje sensitivo que da al film. Un equipo actoral sobresaliente.
*La composición del lienzo
Lo que diferencia a And Then We Danced de otros filmes es la calidad de su realización técnica. Hay un cuidado por cada uno de los elementos en escena, que no queda nada a la improvisación. Para empezar, las secuencias de bailes regionales se enseñan con mucha pasión, arte y respeto. Al igual que se hiciese con “Cisne negro” y el ballet, recrean ese universo asfixiante y exigente como vehículo expresivo. Por otro lado, ese contraste con escenas de baile en otro contexto y otro estilo musical, aporta riqueza a la composición narrativa. Las coreografías son impresionantes y para la parte del público que no conozca la cultura georgiana, servirá como aliciente para meterse dentro de este universo. Plantean el debate sobre qué es la masculinidad y lo hacen a través del propio baile, por lo que no es una simple circunstancia del personaje.
Después, hay que aplaudir la dirección fotográfica que crea realmente planos que son de un nivel elevado. Tienen un significado artístico muy atractivo, con carácter y muy atrayente hacia el público. El manejo de la iluminación, esa manera de mezclar la gama de colores… Hacen sentir al espectador de una forma tan sutil. Se puede ver el gran esfuerzo creativo que hay detrás. Lo mismo ocurre con la dirección artística, es alucinante como han sabido dar importancia a cada uno de los escenarios en los que se desarrolla la acción. Tanto interiores como exteriores son alucinantes. Lo mismo ocurre con el vestuario de los personajes, lo que podría ser únicamente una manera de posicionar a los personajes socioculturalmente, también se emplea para hablar de la identidad de lo que se está viendo en pantalla. Inteligencia artística muy elevada.
*Conclusión
And Then We Danced es una película muy profunda que se aleja de romanticismos y hace una metamorfosis completa de sus personajes. Plantea diversos frentes emocionales que consiguen atrapar al espectador desde el principio. La calidad del guion es muy alta. Levan Gelbakhiani realiza su debut cinematográfico por todo lo alto y da una interpretación brillante. Es el alma de la película. A nivel técnico, hay una composición muy bella, con un cuidado y un detalle tan sensible, que enamora al público. Destacar las escenas de baile como vehículo sensitivo y expresivo. Es una danza que comienza con sutilidad y va en “crescendo” hasta que se convierte en una explosión de emociones y sentimientos, que quedará marcada en cada una de las personas que ha disfrutado de esta obra tan personal.
Escrito por Diego Da Costa