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Voto de Cinemagavia:
9
Romance. Comedia Hildy Johnson, la mejor reportera del periódico Morning Post, anuncia que va a dejar el periodismo para casarse y fundar una familia. Pero Walter Burns, el editor del periódico y exmarido de Hildy, no está dispuesto a aceptarlo, por lo que se sirve de toda clase de tretas para retenerla en el periódico. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran periodista

Hildy Johnson (Rossalind Russell) es la periodista más destacada del ficticio periódico Morning Post. Sin embargo ha decidido llevar una vida más tranquila casándose y dejando de trabajar. Walter Burns (Cary Grant) es el editor del Morning Post y no está dispuesto a permitir que Hildy se case y deje el periódico. Además de esto, por cierto, es su ex marido. Walter tratará de engatusar a Hildy contándole un caso que podría engendrar un suculento artículo: un hombre llamado Earl Williams ha sido condenado a muerte por asesinato de manera quizás injusta, pues todo parece indicar que no estaba en su juicio.

La estrategia de Walter consiste en despertar el instinto periodístico de Hildy haciéndole ver que un buen artículo suyo podría salvar la vida a Earl Williams. Confía así en que, haciendo esto, Hildy se olvidará de casarse y volverá al periódico. Esto, entre otras tretas en las que incluso se verá envuelto el prometido de Hildy (Ralp Bellamy), dará lugar a unas serie de situaciones de lo más absurdas e hilarantes. Porque además el plan de Walter ha de hacer efecto rápidamente; la boda de Hildy es al día siguiente.

Ritmo y diálogos

Luna nueva posee un endiablado sentido del ritmo que permite que las acciones disparatadas propias de la screwball comedy se sucedan fluidamente. A veces pasan tantas cosas que un ligero despiste en el visionado puede acarrearnos perdernos algún gag. Los diálogos, además de rápidos, son también ingeniosos y desternillantes. Todo esto puede observarse en el mismo inicio de la película. En él Hildy se presenta en la oficina de Walter para darle la noticia de que va a casarse y dejar el periodismo. Acto seguido comienza entre ambos una fulgurante batalla de darlos verbales y réplicas mordaces absolutamente antológica.

Uno de los principales escenarios de Luna nueva es la sala de prensa de la penitenciaría donde Earl Williams va a ser ejecutado. Hildy finalmente acepta escribir un artículo al respecto, y en esta sala es donde se darán las situaciones de mayor humor y enredo: periodista entrando y saliendo a velocidad de vértigo, continuas y confusas llamadas telefónicas (los teléfonos son cruciales en varios de los gags) y en general un maremágnum de personajes que no ofrecen un segundo de tregua, literalmente, hasta el final.

Nadie se salva

A diferencia de otras comedias locas de Howard Hawks (como La fiera de mi niña, por ejemplo), Luna nueva tiene una visión intensamente ácida. Muy pocos son los que se salvan de ser señalados. La prensa se presenta como un sector tramposo y trapacero que hace lo que sea para obtener una noticia en exclusiva u obtener una ventaja: en un momento dado un grupo de periodistas pide al alcalde que cambie de hora la ejecución para que pueda salir la noticia en la tirada vespertina. Por no mencionar todas las malas artes que despliega Cary Grant tanto en lo relativo a su periódico como en lo relativo a Hildy.

Tampoco se salvan los políticos. El alcalde que se presenta a la reelección está deseando que la condena de Earl Williams se lleve a cabo para ganarse un puñado de votos. Según se dice en la película, quiere ganarse el favor de los votantes de raza negra con la condena a muerte (Earl asesinó a un hombre de color) ante la proximidad de las elecciones. Incluso sabiendo que cuando tiroteó a su víctima no estaba en sus cabales por haber perdido el empleo. En este aspecto también podemos encontrar una crítica a la pena de muerte.

Aunque no todo es negativo. También se presenta a la prensa como un contrafuerte ante el poder político y sus turbias intenciones. A fin de cuentas Hildy puede salvar al condenado con un artículo en el que se revele su enajenación mental . Es decir, que partiendo de una base de comedia de enredo (algo que efectivamente es) van surgiendo, sin ninguna piedad, temas de bastante hondura.

Hildy Johnson

Obviamente que una mujer trabaje de periodista, hoy en día, no es nada novedoso. Sin embargo hay que ponerse en el contexto en el que transcurre la realización de la película (1940). Por aquel entonces la incorporación de la mujer al mercado laboral era manifiestamente baja. En Luna nueva, no obstante, se nos presenta a Hildy Johnson, una mujer trabajando en lo que era un mundo de hombres y que además es reconocida y respetada por sus compañeros. En este aspecto la película es de una gran modernidad, repetimos, para su tiempo.

No solo eso, entre la disyuntiva de retirarse para ser madre y continuar con su trabajo de periodista, irá ganando esta segunda opción. Da igual que Walter la eche una mano azuzándola con sus tretas, la vocación de Hildy acaba mostrándose de forma muy entusiasta. Todo esto hace de ella un personaje interesante, fuerte e independiente.

El estilo invisible

El estilo de Hawks es un estilo sencillo (que no simple), cristalino, antirretórico. Pone la cámara a la altura de los ojos y evita cualquier tipo de manierismo. Él mismo solía decir que una buena película «debía tener tres grandes escenas y ninguna mala»; es decir llegar al arte mediante la artesanía y la regularidad.

Algo de eso hay en Luna nueva. Así, por ejemplo, el travelling en que Hildy atraviesa la redacción del Morning Post para llegar al despacho de Walter es sencillo pero estupendo (con un inmejorable diseño de producción, por cierto). Sin embargo el mayor valor de Luna nueva es la fluidez con la que Hawks mantiene la narración hasta el final, sin tiempos muertos ni ejercicios superfluos.

Conclusión

Luna nueva es uno de los mejores exponentes de la screwball comedy clásica. Divertida, fulgurante e inteligente, no se queda solamente en las peripecias humorísticas, sino que también lanza una mirada crítica a varios aspectos sociales de los EE.UU de su tiempo. La historia tiene tanto recorrido que Billy Wilder hizo en 1974 «Primer Plana», su propio y recomendable remake.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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