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España España · Barcelona - Santa Cruz de Tenerife
Voto de Beatlespock:
5
Drama Lanzarote, años treinta. Un médico vasco y un vulcanólogo inglés compiten por el amor de Mararía, una muchacha ansiosa por salir de la isla. Ella se enamora del inglés, pero él la deja plantada el día de la boda. Al estallar la Guerra Civil (1936-1939), el médico tiene que marcharse. A su regreso, estalla la tragedia. Una tragedia profetizada por la santera Herminia, la madrina de Mararía. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2008
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como documental excelso de una de las islas más bellas del planeta, Lanzarote, "Mararía" se deja ver con fruición. Díganme si no son maravillosos paisajes como La Geria, La Playa del Papagayo, La Atalaya del Femés, el Parque Nacional de Timanfaya, Las Salinas del Janubio y el eterno contraste entre los cielos casi siempre teñidos de azul y la tierra teñida de negros, marrones y ocres de la isla canaria más sahariana .

Por otra parte, la ambientación también es excelente y los canarios que hemos nacido a partir de la segunda década del siglo XX agradecemos tener la oportunidad de acercarnos a los trabajos y costumbres de nuestras generaciones anteriores, antes de la inevitable irrupción del progreso.

La pena es que un marco tan excelso como el inigualable paisaje conejero y la singular idiosincracia de mi tierra natal, pródiga en amabilidad y atenciones a los foráneos, no esté acompañado por una historia a la altura de las circunstancias: una trama lineal de amores y sufrimientos extendida hasta la extenuación que no se sostiene por ningún lado, claramente desaprovecha una oportunidad única de encontrarnos con un clásico en mayúsculas del cine español, a mi entender, poco pródigo en buenos resultados.

Banda sonora adecuada del cantautor tinerfeño Pedro Guerra, que sabe juntar con maestría el folklore que corre por nuestras venas con matices pop accesibles al público en general.

Mararía despierta un hermoso recuerdo de lo que Lanzarote era en los albores del nacimiento del turismo y antes de que la sobreexplotación del cemento saturase mucho de sus encantos. Todavía estamos a tiempo de evitar que la ambición y la codicia mate nuestras señas de identidad canaria. Personajes como el arquitecto Fernando Higueras, recientemente fallecido; y, por supuesto, César Manrique, el artista canario más internacional, fueron estandartes del respeto absoluto de nuestros paisajes isleños sin renunciar al progreso.
Beatlespock
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