Como ya han señalado otras críticas, esta película, debut –creo, porque parece que ya participo en alguna película argentina humorística allá por los años 80´s- de Coco Legrand, tiene en teoría un mensaje antidiscriminación y pro tolerancia y aceptación de quienes son diferentes, y con diferentes quiero decir gays, pero es un mensaje totalmente fallido e incluso algo hipócrita.

Principalmente porque la película cae en todos los clichés y estereotipos posibles sobre la gente gay, un poco como la mejicana “pink, acierto o error”, solo que involuntariamente, así tenemos una casa habitada por una pareja gay llena de objetos fálicos, la idea de que todos los gays son promiscuos, etc., etc. no creo que el director y el guionista hayan tenido malas intenciones, pero son gente ya mayor, de otra generación, y dudo que tengan alguna experiencia real con personas gay o con el mundo gay, mas allá de los estereotipos y los chistes que por décadas se contaban de ellos.

Fuera de eso –porque en realidad la pareja gay no son protagonistas y su historia queda rápidamente en segundo y hasta tercer plano- es la historia de un padre y un hijo… Y no es una buena historia, no es divertida, los chistes son malos y a menudo muy vulgares. La trama no es interesante y eso es un pecado mortal, además hay errores básicos, como problemas de continuidad (la protagonista femenina cambia de peinado y de color de pelo sin aviso, o le gusta cambiar a menudo de look o simplemente fueron descuidados). En síntesis, una mala película sin interés alguno, y totalmente fallida en el supuesto mensaje que quiere entregar.