De verdad creo que la eterna discusión sobre quien es el modelo a seguir entre DC y Marvel, pasa a segundo plano en este momento. Al menos para mí, ambos son parte del mismo problema que aqueja al cine de entretenimiento.

No miento cuando digo que más de la mitad de la película parece un demo reel de algún videojuego de Playstation. Un monstruo digital anabolizado hasta las cejas en el que reina el caos y el gusto por la destrucción sin sentido.
¡Pero no nos confundamos! Entretenimiento no es aplanar ciudades digitalmente, no es atascar la pantalla de hordas de bichos rematados con un conversión 3D nefasta, ni abarrotar todo de pirotecnia y explosiones sin fin alguno. Todo el rollo de la “Liga de la Justicia” apesta a obsoleto, a quemado: desde el punto de partida, el MacGuffin de turno que pone en marcha la acción, la puesta en escena calcada de otros mil y un filmes antes vistos, los personajes esbozados a partir de personalidades casi nulas.

A ese director que hizo tan buen trabajo con “Watchmen” no se le ve por ningún lado. Si Michael Bay o Roland Emmerich hubiera dirigido el film, poca o ninguna diferencia habría respecto al resultado final.

¡Pero claro! el dinero llama y todo mundo se quiere subir al barco de los millones de dólares. Pero tal parece que cada vez las cintas de DC bajan más y más sus ingresos…lo cual es algo que me alegra bastante. No soy el único que está cansado de megadestrucción estúpida, de historias hechas con manual sin capacidad de impacto real. He perdido la cuenta de las ocasiones en las que en una película de Marvel o DC, el fin del mundo parece inminente y al final todo se resuelve casi por acto, o mejor dicho, decreto divino.

Hollywood: estás crudo. Tomate un descanso, que has tocado fondo.