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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
6
Intriga. Drama. Cine negro. Thriller Tras realizar un atraco en el que han muerto dos personas, Ben Harper regresa a su casa y esconde el botín confiando el secreto a sus hijos. En la cárcel, antes de ser ejecutado, comparte celda con Harry Powell y en sueños habla del dinero. Tras ser puesto en libertad, Powell, obsesionado por apoderarse del botín, va al pueblo de Harper, enamora a su viuda y se casa con ella. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2008
108 de 144 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el paso de los años he ido variando –muy lentamente, todo hay que decirlo- en mi percepción sobre “La noche del cazador”. Yo era de los que abominaban de ella de siempre, y pensaba como otros muchos que era una de esas películas infladas por ciertos caprichos y circunstancias del destino, siendo una verdadera quimera pretender realmente saber a quién le interesa travestirla como una obra maestra.

Y aunque desde un punto de vista maniqueo, es decir sí o no a “La noche del cazador”, mi respuesta sigue siendo negativa, con los últimos tres visionados he ido apreciando cuestiones y matices que la convierten en un producto interesante.

Claro que más por interés, voluntad y ganas que por verdadera calidad del metraje. Sobre todo hay una parte, que es todo el final de la cinta, cuando los niños son recogidos por Mary Poppins, que no hay por donde cogerla.

Como decía la viuda de Charles Laughton, a su marido nunca le gustó esta película. Tampoco los niños. No tuvo hijos, fue un homosexual de esos que no pudieron salir del armario. Esto viene al caso porque por mucho que se quiere ahora cambiar la historia, Laughton no se llevaba bien con los niños en el rodaje, y si por él fuera el predicador los hubiese cortado en pedacitos.

La vida al revés. Cuanta gente habla de cuento infantil, cuando a Laughton, animal de teatro, sólo le interesaba la narrativa dramatizada y no el simbolismo poético. Más curioso aún resulta que muchos de los que defienden la película sean algunos grupos vinculados a instituciones religiosas, cuando Laughton fue un verdadero hipócrita de su tiempo completamente ateo.

Robert Mitchum, que hacía de padre y casi de director en el rodaje, ante la apatía y malas pulgas de Laughton, dijo en sus memorias que más sorprendente que el rechazo que provocó en su momento la película, era su éxito posterior. Y aunque nunca renegó de la película, incluso se llegó autoparodiarse en “El póker de la muerte”, siempre le supo mal que aquel fuera su personaje más recordado cuando desde el punto de vista interpretativo tiene más de una docena de registros mejores.

Eso sí, un truño tampoco es, sólo que como le ocurre al arte en el siglo XX y como tan bien explica travislook en su excelente crítica, ahora quien decide qué es bueno y qué es mejor en los círculos cinematográficos eran los niños que vivieron aquella época, y como nosotros, como todos, idealizamos la infancia, porque la patria de un hombre es su infancia.

Por cierto hay una versión realizada para televisión en 1991 protagonizada por Richard Chamberlain que está muy bien, mucho más adulta y oscura, que yo vi en su momento antes que la antigua y me hizo concebir muchas esperanzas que nunca han sido llenadas. Quizá la vuelva a ver una vez más. La esperanza es lo último que se pierde.

Nota: 6,2
vircenguetorix
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