Con sus momentos "adrenalíticos" bien dosificados, una trama lo suficientemente descabellada e increíble como para que nos la creamos con una sonrisa en la cara, sabiendo que esto es cine del de antaño, cine de entretenimiento donde los buenos son guays y los malos deben morir, sin ninguna pretensión más. Un Mel Gibson gamberro, con ciertos toques y/o detalles propios de Mad Max y de Arma Letal, intenta contarnos esta historia, llevar esta película, como se hacía antaño (hablo de la década de finales de los ochenta principios de los noventa), donde tramas descabelladas, chistes tontis en mitad de la acción y muchas muertes y tiros completaban historias donde quizá el leitmotiv real es lo mucho que mola el protagonista.

No lo consigue, claro (será la melancolía que magnifica cualquier tiempo pasado o será la pura realidad), pero el intento merece la pena bastante, y nos encontramos así pues ante una película de acción que se desmarca de lo que es usual en el género hoy en día tratando de volver a esas "raíces". Así, merece mucho la pena. (En spoiler UN SPOILER sobre una escena cerca el final de la película que a mi juicio retrata a la perfección lo que he tratado de decir en esta crítica).

*****

Habrán muchos que digan que es una flipada cogida con pinzas en su planteamiento y forzada durante su desarrollo. Yo opino que como peli de acción entretenida sin más pretensiones, está bien, hablando objetivamente. Si lo hiciéramos relativamente, en la comparativa con tantas y tantas películas del género de hoy en día, entonces deberíamos decir que es cojonudérrima.