El ganador de un premio de la Academia, William Hurt, se las arregla aquí para interpretar a un militar soviético en una trama en la que juegan muy bien la KGB y la CIA. Sí, es natural que ello ocurra así, tal y como estamos acostumbrados a las historias de espías transcontinentales. Sin embargo, aquí la dosis de espionaje es más baja y nos ubicamos en ella como un pretexto para otra situación un poco menos escandalosa, el tráfico de animales. Pero la película no vendería mucho si en la portada ubican sólo una piel de marta.
Por ello mismo, me parece un ejercicio notable, con interpretaciones actoral es de gran nivel, sólo es ver a Lee Marvin, y con el decorado de la milicia rusa. Sólo se echa en falta que no haya diferencia idiomática entre unos y otros.