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España España · Premià de Mar
Voto de Martí:
7
Thriller. Drama Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
20 de marzo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia para cada personaje

La valoración de la historia que Harmony Korine nos ofrece con su último trabajo puede llevarse a cabo desde múltiples perspectivas. Se trata de un relato provocativo y absorbente cuya moraleja depende del personaje con el que nos identifiquemos o del punto de vista con que simpaticemos. De hecho, con este propósito parece estar pensada la (nada convencional) estructura narrativa de Spring Breakers, consistente en relatar cada acontecimiento mediante la muestra simultánea de distintos momentos del mismo hecho.

Así podemos observar los resultados de cada experiencia sin prejuicios, como también las sensaciones que sienten los personajes aisladas de las valoraciones éticas que nos puedan provocar sus actos, e incluso la experiencia en sí, que siendo mostrada al margen de sus causas y consecuencias adquiere un carácter frío e independiente que nos permite juzgarla sin condicionantes. Tomemos como ejemplo el atraco al puesto de comida rápida que tiene lugar en el comienzo del film. Podemos quedarnos con la belleza estética que tiene el acto desde el punto de vista de la chica que espera en el coche fuera del recinto, con el chute adrenalínico que sienten las atracadoras tras su experiencia o con la injustificable brutalidad que encuentra en el acto la única de las cuatro amigas no participante en el golpe.

Sensaciones para todos los gustos

Esta división de perspectivas (están las dos implicadas directas, la participante en el acto sin entrar en contacto con el juego y la que se desentiende del hecho por desaprobarlo) condicionará el quehacer de las protagonistas a lo largo de todo el metraje, especialmente en su desenlace. Pero más allá de ello, esta hiperfracmentación temporal convierte la película en una experiencia multisensorial que refleja a la perfección las sensaciones que experimentan los personajes.

Nos encontramos ante un bombardeo de emociones resultante de un mismo contexto que, en función de la persona que viva la experiencia, puede ser causante de euforia fiestera o de una asfixiante claustrofobia propia de los espacios abarrotados por multitudes. En cualquier caso, la película nos muestra ambas posibilidades y únicamente depende del espectador el quedarse con una o con otra. Y dicho sea de paso, es francamente admirable cómo una organización estructural que contempla tantos puntos de vista y fragmenta temporalmente cada situación puede acabar adquiriendo un carácter tan unánime y absorbente.

Distintos vestidos para el mismo cuerpo

Pero esta multiperspectiva no solo está en la división de posicionamientos de los personajes, sino que también se encuentra en las múltiples perspectivas desde las que podemos abordar la película. Una de ellas es entenderla como una fábula veraniega llevada al límite, una suerte de metáfora para exaltar la euforia de estos períodos vacacionales durante los cuales los adolescentes viven múltiples situaciones de alta intensidad, cómo encuentros amorosos, explosiones sexuales, roturas de amistades o coqueteos con lo políticamente incorrecto. Otro modo de entender la aventura puede ser como un cuento moralista según el cuál cada uno encuentra aquello que busca (démonos cuenta de cómo cada personaje obtiene su propio desenlace en función de las decisiones tomadas).

O también, y este tal vez sea el punto de vista que más me convenza, podemos ver la experiencia de las cuatro adolescentes cómo una prueba de personalidades consistente en el despojo de artificios, un intento de llevar a las máximas consecuencias el carácter aparentemente salvaje de los personajes para descubrir su verdadera personalidad. Si entendemos Spring Breakers de este modo creo que podemos puntualizar que su tesis debe asemejarse a “todo estilo de vida es válido si uno puede convivir con él”. Caballeros, afilen sus cuchillos; la polémica está servida.
En pocas palabras...

Para terminar, permítanme un par de caprichos. En primer lugar debo decir que encuentro francamente apasionante cómo un estilo de narrativa tan novedoso y desconcertante cómo explícito y contundente termina por convencer nuestro sentido de la percepción hasta resultar prácticamente transparente. Probablemente este fenómeno se acerque considerablemente a lo que suele definirse como “innovación”. En segundo lugar, me gustaría reivindicar la (deliciosa) influencia de Terrence Malick que tan visiblemente intercede en la película: las frases reflexivas (oscilantes entre la voz en off y el monólogo interno) que aúnan todo el conjunto de imágenes, el constante salto temporal que nos muestra distintos puntos de vista de una misma situación, la construcción del relato mediante un montaje desordenado que dibuja un hilo conductor sin prestar atención al aspecto temporal...

En resumen, tenemos una película atrevida y provocadora que respeta el juicio de cada espectador y que funciona desde múltiples perspectivas. Ojalá la mayoría de las piezas cinematográficas que estén por venir sean la mitad de efectivas.

http://cinemaspotting.net/2013/03/20/spring-breakers-2/
Martí
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