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Voto de TucoBenedicto:
7
Drama Maya y Rosa son dos hermanas mexicanas que trabajan, en condiciones de explotación, como limpiadoras en un edificio de oficinas del centro de Los Ángeles. Un encuentro con Sam, un apasionado activista norteamericano, cambiará sus vidas. Gracias a Sam, toman conciencia de su situación laboral y emprenden una campaña de lucha por sus derechos, pero corren el riesgo de perder su trabajo y de ser expulsadas del país. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ver, la película es un recargado drama social con sus buenos, sus malos y sus buenos con “matices” de brocha gorda que se ven venir a la legua. Los ricos son evidentemente malos, los pobres son buenos o sumisos, las minorías étnicas (¿quizás es ya políticamente incorrecto decir minoría étnica?) son buenos, los blancos son malos (excepto si tienen un poster de Marx en su habitación), obviamente no falta un enfermo (crítica al sistema sanitario) y un sufrido aspirante a universitario (crítica al sistema educativo).

Es decir, cine social de manual, un mero panfleto audiovisual…

¿Pero si esperabas otra cosa para qué te ves una de Ken Loach?

El más célebre panfletista del cine europeo se traslada esta vez al universo estadounidense para hacer uno de sus retratos sociales contemporáneos que podría ser considerado un truño más…

Pero…

Cinematográficamente, tiene un magnífico dialogo/monólogo enfrente de una tabla de planchar que hace que valga la pena tragar con el resto de clichés que lo rodean.

Panfletariamente, Ken acierta con meter el dedo en la llaga en el sector servicios de una economía superdesarrollada.

En cualquier país del mundo los trabajadores de la industria ven empeoradas sus condiciones laborales por la sempiterna amenaza de llevar las fábricas a otros países (donde otros trabajadores ven empeoradas sus condiciones laborales por la sempiterna amenaza de llevar las fábricas a otras latitudes) tratando de (y logrando) generar competencia entre trabajadores de distintos países.

Esto no vale en el sector servicios o, para ser más exactos, en un sector como el de la limpieza donde el servicio no puede ser ejecutado en otro lugar. En ese caso la competencia no se busca (no puede buscarse) entre países sino entre trabajadores de un mismo país, aunque el factor nacional (siempre tan útil) se logra introducir haciendo una distinción entre trabajadores nacionales y trabajadores inmigrantes, a los cuales se les culpabiliza de que las condiciones laborales vengan deterioradas.

Esta culpabilización es completamente ridícula, ¡como si el trabajador fijase en algún momento las condiciones laborales! Si no sois futbolistas de élite, lo más seguro de que en cualquiera de vuestros contratos laborales lo único que hayáis hecho sea firmarlo (en muchos casos sin llegar a leer). ¿Alguno de vosotros ha cambiado una coma de un contrato laboral?

Es decir, Ken acierta con el tema (aunque sea de casualidad) y acierta a no poner todo el énfasis en el ínfimo salario (pan) sino también en otras condiciones laborales (jornada, vacaciones, despido… rosas).

De cualquier forma, os doy toda la razón a los que no os gusta la película y, sobre todo, a los que no os gusta esta crítica porque ni las películas ni las críticas cinematográficas deberían ser meros panfletos sociales.
TucoBenedicto
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