Parece que hay una eterna pugna entre cinéfilos destinada a comparar esta película con "El Padrino", es una disputa absurda, son films de temática similar pero de estilos diametralmente opuestos.
Coppola representa el Glamour de Hollywood (aunque sea el director que mejor evidencia el paso del cine clásico al moderno, no se puede negar que sus películas son, ahora más que nunca, clásicos rotundos) y Leone opta por un realismo descarnado y brutal, que apenas deja concesiones a un espectador que asiste estupefacto a esta obra magna,(y megalómana, todo hay que decirlo) seguramente una de las películas más originales y sorprendentes de la historia del Séptimo Arte.

El reparto está brillante, destaca De Niro en su momento de mayor perfeccionamiento como actor. Destacable también Tuesday Weld en un papel complicado. Su mirada magnetiza como pocas y Leone la captura en esos magníficos planos que impregnan de silencio la cara de los actores tantas veces en la película, dejando una sensación de frialdad desasosegante. Todo el mundo recela de todo el mundo en el universo del director Romano y el sabe captarlo con una maestría incontestable.
La banda sonora de Morricone es sin duda la mejor que jamas haya realizado (son palabras mayores), sonó justamente al recibir su merecido oscar honorífico. Fotografía y maquillaje impecables, en general, el trabajo técnico del film es sobresaliente.

La pélicula que Sergio Leone siempre quiso hacer, tardó más de diez años en ponerla en marcha, el resultado no puede ser mejor, es su despedida a lo grande del cine, de filmografía breve pero brillante, una nueva generación de fans nos encargamos de colocarle en el trono que merece. Una vida dedicada al cine, (pocos saben que participó en películas como "Quo Vadis" o "Ben-Hur"), y un grande por derecho propio.