Una película policíaca realizada por Antonio Santillán, experto en este género. La base argumental no está aprovechada del todo y algunos momentos requerían un pulso narrativo más firme y menos desangelado, pero virtudes como la música agradable de los títulos de crédito y el haber aprovechado bien las facultades del elenco elegido otorgan a la película un cierto interés. Luz Márquez era entonces una promesa del cine español que incluso amplió su actividad en tierras aztecas, y Josefina Güell tiene buenos momentos por haber asimilado con perfección los matices de su personaje. Mercedes Monterrey era una actriz poco conocida y habitual durante los años 50 en producciones catalanas, y no está mal tampoco en la película al igual que Márquez y Güell. Hay que destacar también la presencia de Philippe Lemaire, quien demostró un elogiable dominio expresivo especialmente en las escenas en las que el personaje interpretado por Gustavo Re se pone pesado con él porque no deja de hablar ni acaba de marcharse. El personaje de Lemaire resulta simpático además. Francisco Piquer que interpreta al señor que se disfraza de payaso en el local de espectáculos, reveló una gran dignidad artística. Los diálogos son más o menos inteligentes y facilitan el lucimiento de los intérpretes mentados. Asumiendo algunos defectos, el resultado es aceptable al igual que en los casos de otros films de Santillán que son "El ojo de cristal", "Trampa mortal" y sobre todo "Senda torcida".