Alfred Hitchcock volvió a contar con Joan Fontaine como actriz protagonista tras el éxito de "Rebeca" en esta interesante cinta en la que la hermana de Olivia de Havilland volverá a verse inmersa en un ambiente confuso, turbulento y amenazador.

La película está claramente agraviada por un último acto impuesto por la RKO con un final distinto al que Hitchcock tenía en mente y hubiese deseado. Además su engañosa ambigüedad y su exposición y desarrollo de escaso brío son factores que también juegan en contra de un film que aún así resulta plausible a causa principalmente de las interpretaciones, tanto de la pareja protagonista (con Oscar para Fontaine incluido) como de los actores de reparto, entre los que destacan Nigel Bruce y Cedric Hardwicke.

Es igualmente digna de elogio la creación de una atmósfera paranoica y torva que envuelve a una medrosa Joan Fontaine, así como el brillante retrato psicológico de sus dos personajes principales.

La mítica escena de un Cary Grant en penumbra subiendo por las escaleras con un iluminado vaso de leche representa uno de los momentos más fascinantes e impactantes que nos ha regalado Hitchcock a lo largo de su inigualable trayectoria.