La idea de la película es muy original, la actuación de actores y actrices buena, y durante la primera hora la historia y sus complicaciones ( esa reestructuración de una familia compuesta por dos mujeres que son pareja y sus hijos fruto de la inseminación ) cuando el "progenitor" aparece son interesantes y abren muchas posibilidades, explorando toda esa sensación que tenemos hoy sobre la incertidumbre, las dudas y el carácter inestable y siempre problemático de las relaciones y de los grupos constituídos.
El desenlace es, curiosamente, muy parecido a los finales felices que podíamos ver en las películas de los años 40 o 50, en los que el orden establecido era restaurado después de la amenaza que venía de alguien de fuera que lo subvertía. Sólo que en este caso esa restauración se produce precisamente con los nuevos modelos familiares: es la familia feliz homosexual la que queda restaurada, las tendencias hetero de una de las dos madres la que se presenta como un desliz producto de la confusión de sentimientos y una vez que el "progenitor" queda fuera, castigado de alguna manera por su intromisión, el orden queda otra vez restaurado.
Es una pena que el final sea tan tan convencional, y que el director no arriesgue más, o que deje simplemente un final abierto, sin tener que caer en el convencionalismo homosexual (que no por homosexual deja de ser convencionalismo).