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Voto de Il Perquisitore:
7
Drama. Comedia Antonio (Javier Cámara) es un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966. Cuando se entera de que su ídolo John Lennon está en Almería rodando una película, decide ir a conocerlo. Durante el viaje, recoge a Juanjo (Francesc Colomer), un chico de 16 años que se ha fugado de casa, y a Belén (Natalia de Molina), una joven de 21 que parece que también está escapando de algo. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2020
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En su faceta de escritor, David Trueba tiene la capacidad de plantear un tema aparentemente blanco o anodino e ir encajando en él piezas de un puzzle cada vez más oscuro y sombrío. Un buen ejemplo es la novela 'Tierra de Campos', en la que muestra la apacible vida de un cantante tras haber alcanzado la cima de su carrera, pero que en su reverso tenebroso esconde los entresijos más duros y crudos de la movida madrileña.

Es el mismo esquema seguido en 'Vivir es fácil con los ojos cerrados': Antonio, un profesor de inglés, soñador, que hace todo lo posible por conocer a su ídolo John Lennon, que se encuentra de rodaje en Almería, se cruza en el camino con dos autoestopistas, con los que vivirá muchas experiencias en su corta estancia por tierras andaluzas. Hasta aquí podría parecer una road movie más o menos entretenida, sino fuera por el trasfondo de represión, injusticia y desigualdad que la sociedad de los años 60 rezumaba por los cuatro costados, y que se encuentran en la base de los motivos de la huida de los dos jóvenes autoestopistas.

Un Javier Cámara, bonachón, en el papel de profesor, y Natalia de Molina, como una de esas chicas sin suerte del tardofranquismo son, sin duda, lo más destacable de un reparto no demasiado extenso. Tampoco es desdeñable el papel del catalán socarrón, dueño del bar del mismo nombre, ni el del autoritario, pero comprensivo, Jorge Sanz, aunque ambos lejos de los dos primeros.

Por lo demás, las siempre fotogénicas tierras de Cabo de Gata y del pueblo inmediatamente anterior al parque natural, La Fabriquilla, crean esa atmósfera de un pueblo pesquero incapaz de prescindir de la sequedad de la tierra, y que tan bien viene a David Trueba para reflejar esa sociedad a la que todavía quedaba tanto por avanzar en los años 60.

En definitiva, una cinta entretenida, de apariencia amable, pero a la que hay que abordar desde una perspectiva menos evidente para ver lo que se esconde tras sus costuras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Il Perquisitore
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