Pues resulta que, en 'The Pale Blue Eye', muy ajustadamente traducida como 'Los crímenes de la academia', un investigador alcohólico (se toma una cerveza en toda la película e incluso rechaza un jerez, terrible) y atormentado acude a West Point para investigar un caso bastante sangriento. Es invierno y hay nieve, pero la gente va sin abrigo ni nada y ni tiemblan de frío, solo de aburrimiento o de alguna enfermedad psíquica. Y digo gente pero en el fondo solo hay tres reclutas y dos oficiales, y nunca juntos. A partir de ahí, empiezan todos a hablar muy bajito, como en un inglés muy culto y misterioso porque uno de los reclutas es, nada más y nada menos, que Edgar Allan Poe, escritor que acabó loco, yonki y alcohólico pero que aquí es un modosito y tímido estudiante militar que, no obstante, es invitado a todas las reuniones. Todo está, claro, iluminado con velas al estilo Barry Lyndon así que se oye poco y se ve menos. Las escenas de la taberna, por supuesto, están amenizadas con un violín irlandés de fondo y a la tabernera se la trisca el prota, que para eso es el prota y lo hace desde el minuto uno.
Total, la trama, o lo que sea, continúa y al final...