Una película que de ser redonda pudiese haber sido algo totalmente mágico y cautivador, pero que por desgracia termina pecando de un exceso de pretenciosidad y grandilocuencia que lastran bastante el resultado final.

El inicio y primer tramo de la película es excelente, divertido, gracioso, con un ritmo adecuado, diálogos mordaces, réplicas continuas, referencias freaks magistrales y consigue crear una atmósfera que realmente te mete dentro de la película. Todo avanza con buen pulso hasta llegar a la historia de amor, a partir de ahí al bueno de Kevin Smith le salió su vena más pretenciosa, los diálogos pasan a ser soliloquios, pierden mordacidad, quieren ser trascendentales y terminan resultando demasiado teatrales o lo que es incluso peor, literarios y en más de uno de ellos no puedes evitar mirar el reloj o dejar escapar algún bostezo. Demasiada letra y demasiado adorno para contar algunas obviedades. Entre monólogo y monólogo alterna algunas escenas del humor que caracterizo el brillante inicio hasta llegar al tramo final, donde la película parece recuperar parte del nivel del inicio y termina con cierto empaque.

A pesar de todo, una buena película, plantea de una forma directa, evitando tabúes y a pesar del exceso de pretenciosidad, de una forma muy coherente todos los aspectos de una relación tan particular y los consigue extrapolar a cualquier relación. Realmente una película recomendable, si bien es cierto que en un buen tramo de la misma puede llegar a aburrir y que tiene como protagonista a un Ben Affleck haciendo oposiciones a peor actor de la historia, Steven Seagal y Chuck Norris incluido.

En definitiva, película con buen fondo al que le fallan un poco las formas y termina ofreciendo un resultado irregular, pero muy interesante.