El mensaje de autoaceptación es muy bueno, y las tramas secundarias sobre la adolescencia en sí misma, y los traumas que algunos padres cargan sobre sus hijos por no saberles hacer frente, del todo estimables. Las actuaciones son muy correctas (mención para el prota), y la fotografía y la banda sonora son de nota alta... pero la forma cansina en que se nos narra todo, acaba por aburrír mortalmente. Que sea una historia intimista no quiere decír que sea necesario un ritmo de narración tan sumamente lento, que llega a tener momentos de monumental sopor.
Recomendable por su argumento, pero avisando que falla en su exposición: con más bríos, hubiese sido una gran película... con el anestesiado ritmo con el que se nos expone, llega a ser muy pesada.