Desmarcándose del gore y el terror (o al menos, del intento) de sus predecesoras, esta tercera parte es más bien una comedia de aventuras estrambóticas, en la que Bruce Campbell despliega un arsenal de gañotas (al mas puro estilo Jim Carrey) y de frases vaciletas, convirtiendo al personaje de Ash en una especie de hibrido entre Harry el sucio y Mad Max, en versión delirante. Abundantes y muy imaginativos efectos especiales con sabor a añejo, interpretaciones secundarias bajo mínimos y ausencia de argumento y guion para una tercera parte que en realidad es segunda, y sin nada que ver con las anteriores. Recomendable como entretenimiento, provoca muchas risas aunque también con escenas que no fueron creadas para tan loable fin.