Es una película de lento desarrollo y poca emoción, algo típica con el protagonista que hace de policía desgraciado que se mete al alcohol y que paralelamente trata de resolver los crímenes por su cuenta. Aunque la labor de investigación no es demasiado destacable tiene intriga como para mantener el interés hasta el desenlace. Curiosamente en la parte final sucede todo de forma acelerada, cuando hasta entonces el ritmo había sido mucho más cansino, hubiera quedado mejor haberle dado más minutos a esa última parte y haber acelerado algo más todo lo anterior, justo lo contrario, pero bueno, es una película que se deja ver aunque sea fácilmente olvidable.