En los años de decadencia del spaguetti western, saturadas las pantallas de bodrios infumables de diversas nacionalidades, como alemanas, españolas e italianas, y buscando las vueltas a los mas inimaginables compañeros de armas (mejicanos e irlandeses del IRA, revolucionarios, monjas y pistoleros, etc) a un productor francés se le ocurrió unir en un western a un ladrón de trenes y a un samurái. No era mala idea, pues los mejores spaguettis se inspiraron en películas japonesas de samurais, y los pistoleros buenos se asemejarían a ronins, samuráis sin señor. Además, al año siguiente se estrenó en TV la mítica serie Kung-Fú, ambientada en el oeste, en el que se mezclaba filosofía y tortazos orientales con el Oeste americano.

La película sigue los derroteros de todas las buddy-movies, que son:

1º) hostilidad hacia el compañero de armas impuesto,
2º) aceptación del mismo
3º) complicidad y por último
4º) amistad entre ambos.

Sol rojo cumple estos preceptos, siendo una película entretenida donde Young busca nuevas situaciones y ambientes, desde el desierto a nieves perennes, desde desnudos y mestizas a abrigos de piel, con la colaboración con los villanos ante un enemigo comun, asi como un combate final entre cañas realmente original. Mifune y Bronson cumplen, con un Delon demasiado pagado de si mismo. Acción y un guión tópico pero solvente.