Open Range (pastos libres) es un impresionante ejercicio de dirección de un denostado pero magnífico director como es Kevin Costner, que se alinea con otros grandes actores que han resultado ser brillantes directores como Eastwood, Gibson o Clooney.

Estamos ante un western con una historia propia del género que bebe tanto de los clásicos (Duelo en OK Corral, raices profundas), como de los últimos westerns (El jinete pálido, Silverado, Sin perdón, Bailando con lobos). A la obra maestra de Eastwood tiene algunos homenajes, resultando el más evidente el discurso del miedo que recita el ganadero malvado a los habitantes del pueblo y que recuerda al de William Munny, aunque en la película de Costner tiene el efecto contrario.

Y luego está el tiroteo. Como han escrito otros críticos, es el más realista jamás rodado. Costner demuestra una vez más, que con una aparente sencillez, es capaz de rodar escenas complejas como solo un maestro es capaz de hacerlas. Gracias a Costner y Eastwood el western sigue ahí, con obras maestras que de vez en cuando nos regalan estos genios.