Hagamos la ola a Nigel Kneale, el guionista de la serie televisiva sobre el profesor Quatermass y sus subsiguientes adaptaciones al cine. Esta "Quatermass II" tiene un magnífico y conspiranoico guión, con conceptos que fueron retomados en los años 90 por la celebérrima "Expediente X". Aunque este argumento ya lo retomó la segunda encarnación del Doctor Who en su ciclo emitido en 1968 "Fury from the deep", en la que la amenaza provenía del fondo abisal y no del espacio intergaláctico. Y no es baladí la referencia al Doctor Who, ya que junto a Quatermass, son los científicos extravagantes por excelencia de la sci-fi británica. Científicos prima-donna, aunque Quatermass, a diferencia del Doctor Who, es más mundano y sus quehaceres en salvar al mundo pasan por decisiones más realistas y pragmáticas. Y las ideas que emanan de este filme las encontraremos en "La invasión de los ultracuerpos" y en "Alguien mueve los hilos"(1994), donde Sutherland interpreta un papel que nos recuerda claramente al personaje de Quatermass.

Donlevy interpretaba al Quatermass del cine, mostrándonos una apisonadora humana, que ordenaba, hacía y deshacía, sin titubeos, apoyado en unos técnicos absolutamente leales-hasta la muerte- sin saber muy bien porqué, ya que el trato que recibían por parte de Quatermass no era muy amigable. Así en la primera escena en la que Quatermass entra en su observatorio ni siquiera da las buenas noches y directamente les abronca, sin atender a razones. De la misma manera trata a la secretaria, a la que siempre ignora cuando ésta le persigue por todas las instalaciones trata de darle los mensajes. Un tipo bastante desagradable, la verdad. De hecho, la espita que inicia su cruzada contra lo que descubre en un lugar remoto, es el ninguneo y maltrato que recibe cuando uno de sus empleados es retenido y él expulsado. ¿Realmente lo hace por el empleado o por sí mismo, como manera de resarcirse de tal humillación?

La historia es una maravilla si a uno le gustan las conspiraciones extraterrestres. Va in crescendo y su final, sin querer dar pistas, es espectacular, si uno acepta las limitaciones en efectos especiales. Y con un toque a los monstruos de la Universal, con esa riada de pueblerinos iracundos dispuestos a asaltar las instalaciones, aunque no con antorchas. Lo dicho, película tremendamente disfrutable.