Si hay algo que resaltarle a este buen director es su sensibilidad para manejar y crear esos silencios tan llevaderos, aunque en esta cinta no logre agregarle sentidos a los mismos tratando de humanizar lo inhumanizable al querer generar empatía en presidarios a los que les faltan motivos propios para arraigar una relación interesante, una mirada desinteresada cayendo una y otra vez en una repetición constante, aburrida y previsible, desde mi humilde opinion rescato el trabajo logrado por Ji-a Park y el muy buen ritmo generado por el director dando muestras de su gran talento en la composición aunque esta vez le haya faltado demasiado contenido para sustentar los conflictos internos de los personajes.