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Voto de Maese Huvi:
7
5,5
265
Terror
Esta es la historia de la joven inocente y cándida Lila Lee (Cheryl Smith), solista del coro de la iglesia, que de regreso a su pueblo natal para reencontrarse con su moribundo padre, se ve atrapada dentro de una espiral de vampirismo y brujería, seducida por la imponente y misteriosa Lemora (Lesley Gilb). (FILMAFFINITY)
12 de noviembre de 2009
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Blackburn intentó en su primera y última incursión como director realizar una película de vampiros original y atrevida y aunque el resultado es bastante digno (especialmente teniendo en cuenta la cantidad de bodrios que se han realizado sobre el tema), queda la sensación de que podía haber dado mucho más de sí, aunque el resultado final tampoco llegue a decepcionar, sino todo lo contrario, nos deja con ganas de más. En todo caso es una película a rescatar por muchas razones. En primer lugar por la historia que se cuenta. Lemora nos habla de la pérdida de la inocencia, es el viaje de una ingenua niña a un mundo extraño, oscuro, es algo así como una versión gótica de Alicia en el País de las Maravillas, con una carga erótica latente que amenaza con explotar en cualquier momento, pero que se mantiene subterránea, creando una tensión continua, lo que la hace mucho más interesante que si fuese más evidente.
Lila es una joven y virginal adolescente, hija de un asesino, que vive acogida por un pastor. Un día recibe una carta de su padre enfermo diciéndole que quiere verla para que le perdone sus crímenes, entre los que se encuentra haber asesinado a su madre. Lila se fuga y emprende un viaje que la llevará hasta los dominios de Lemora, una seductora mujer que vive rodeada de niños y de unos extraños y monstruosos hombres víctimas de una extraña enfermedad. Entre esos monstruos se encuentra el padre de Lila.
La historia es fascinante, aunque tiene demasiados altibajos que la estropean en ocasiones. Quizás lo peor sean los monstruos (una especie de zombies) víctimas de los vampiros, que parecen metidos como relleno y no aportan nada significativo salvo unas dosis de acción innecesarias que podrían haberse suplido perfectamente con algo más de tensión psicológica y del juego de seducción/resistencia entre Lemora y Lila, que es el fuerte de la película. La carga erótica está presente a lo largo de toda la película, con un toque sadiano innegable: la joven e inocente joven seducida e incitada a disfrutar de los placeres de la vida, abandonando toda moral puritana y entregándose al placer y a la pasión, abranzando el Mal.
Los actores, la mayoría de ellos desconocidos, son desiguales. Cheryl Smith (Lila) no hay duda de que tiene un encanto adolescente que hace que cualquiera desee morder su cuello (y otras cosas), pero la verdad es que es bastante sosita, casi no actúa, sino que se deja llevar, lo que en momentos de la película es un acierto, pero que a la larga se convierte en un lastre. Lesley Gilb (Lemora), en la que fue su única película, consigue acercarse bastante al ideal del vampiro victoriano, con su imponente y seductora elegancia, aunque también le falta algo de pasión.
Lila es una joven y virginal adolescente, hija de un asesino, que vive acogida por un pastor. Un día recibe una carta de su padre enfermo diciéndole que quiere verla para que le perdone sus crímenes, entre los que se encuentra haber asesinado a su madre. Lila se fuga y emprende un viaje que la llevará hasta los dominios de Lemora, una seductora mujer que vive rodeada de niños y de unos extraños y monstruosos hombres víctimas de una extraña enfermedad. Entre esos monstruos se encuentra el padre de Lila.
La historia es fascinante, aunque tiene demasiados altibajos que la estropean en ocasiones. Quizás lo peor sean los monstruos (una especie de zombies) víctimas de los vampiros, que parecen metidos como relleno y no aportan nada significativo salvo unas dosis de acción innecesarias que podrían haberse suplido perfectamente con algo más de tensión psicológica y del juego de seducción/resistencia entre Lemora y Lila, que es el fuerte de la película. La carga erótica está presente a lo largo de toda la película, con un toque sadiano innegable: la joven e inocente joven seducida e incitada a disfrutar de los placeres de la vida, abandonando toda moral puritana y entregándose al placer y a la pasión, abranzando el Mal.
Los actores, la mayoría de ellos desconocidos, son desiguales. Cheryl Smith (Lila) no hay duda de que tiene un encanto adolescente que hace que cualquiera desee morder su cuello (y otras cosas), pero la verdad es que es bastante sosita, casi no actúa, sino que se deja llevar, lo que en momentos de la película es un acierto, pero que a la larga se convierte en un lastre. Lesley Gilb (Lemora), en la que fue su única película, consigue acercarse bastante al ideal del vampiro victoriano, con su imponente y seductora elegancia, aunque también le falta algo de pasión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lemora, a un tiempo protectora y amenazante, retiene a Lila y la seduce poco a poco, tratando de convertirla en su amiga, en su hija y también en su amante. Lemora le descubre la maldad que hay en el mundo y se ofrece a protegerla, a ampararla. Lila se resiste, desconfía y, tras ver a Lemora bebiendo la sangre de un niño, huye aterrorizada, escapando por los pelos de los vampiros a las órdenes de Lemora y de los monstruos víctimas de sus ansias de sangre. Mientras todo esto sucede, el pastor acude en su busca, llegando hasta los dominios de Lemora. A pesar de todo, Lila no puede escapar, cae en las garras de Lemora, que le muestra una serie de sentimientos ocultos en su interior, sentimientos que su inocencia y su educación puritana creen horribles, pero a los que ya no puede escapar y a los que, finalmente se abandona. El pastor llega en el momento justo para ser seducido por la nueva Lila, convertida ya en una seguidora de Lemora, en una vampira.
Técnicamente está muy conseguida, a pesar del bajo presupuesto. Los vampiros, con Lemora a la cabeza, son sobrios, victorianos, elegantes, estilizados, causan terror y al mismo tiempo seducen, vamos, todo lo que un vampiro debe ser. La fotografía es, sin duda, de lo mejor de la película, logrando crear un ambiente oscuro y muy opresivo, pero que deja ver perfectamente todo lo que ocurre. Las escenas de interior son las más logradas, creando una sensación de decadencia muy atrayente. Una de las escenas finales con Lemora acosando a Lila iluminándola con una antorcha mientras a ella no se la ve es magnífica, aunque rápidamente se estropea con una lucha entre vampiros y zombies.
Una película que avanza a trompicones, con grandes momentos y otros que más valdría no haberlos rodado, pero cuyo resultado final es más que aceptable, si bien se echa de menos alguna escena más arriesgada entre Lemora y Lila (no se dan ni siquiera un piquito), que le vamos a hacer…
Técnicamente está muy conseguida, a pesar del bajo presupuesto. Los vampiros, con Lemora a la cabeza, son sobrios, victorianos, elegantes, estilizados, causan terror y al mismo tiempo seducen, vamos, todo lo que un vampiro debe ser. La fotografía es, sin duda, de lo mejor de la película, logrando crear un ambiente oscuro y muy opresivo, pero que deja ver perfectamente todo lo que ocurre. Las escenas de interior son las más logradas, creando una sensación de decadencia muy atrayente. Una de las escenas finales con Lemora acosando a Lila iluminándola con una antorcha mientras a ella no se la ve es magnífica, aunque rápidamente se estropea con una lucha entre vampiros y zombies.
Una película que avanza a trompicones, con grandes momentos y otros que más valdría no haberlos rodado, pero cuyo resultado final es más que aceptable, si bien se echa de menos alguna escena más arriesgada entre Lemora y Lila (no se dan ni siquiera un piquito), que le vamos a hacer…