La segunda parte de Flores en el ático es igual de mojón que la primera. Aunque al menos la segunda parte se vuelve más oscura, truculenta y sexual: incesto, adulterio, malos tratos, venganza... Un cóctel molotov de puteos a la carta que despierta entra poco y ningún interés y como encima no se ve ni teta, ni culo ni pene pues que no merece la pena para nada.

En esta segunda parte la actuación de Ellen Burstyn parece que mejora un pelín pero, en general, todo en lo referente a la labor actoral es de una cutrez considerable.
Mención honorífica al actor que hace de bailarín y la hermana pequeña "hechá a perdé"...