Me he metido de lleno en Hamilton sin tener ni idea de qué iba a ver. Simplemente que es un musical de Broadway al que le han caído premios por todos sitios, pero no, no había ido nunca a Broadway a verlo ni sabía demasiado de él. ¡Y madre mía! Vaya delicia poder visionar todos y cada uno de los 160 minutos de la obra.

Hamilton es teatro musical a la máxima potencia, una historia apabullente, una banda sonora impresionante y unos números que quitan el aliento. El ser testigo de todo ello desde casa es como tener de regalo una carísima cena en tu casa o haber ganado el ticket dorado de la fábrica de chocolate de Charlie. Me ha entusiasmado.

Hay que reconocer lo difícil que me parece grabar teatro porque si haces planos generales caes en el aburrimiento de ver la función del colegio que grababa tu madre y si haces un montón de primeros planos… pues mejor haz cine. Pero aquí Thomas Kail ha encontrado el equilibrio perfecto., entre esos primerísimos planos y la energía del escenario. Esta grabación está cuidada al extremo y el montaje es brillante.
Los aplausos de una entregada audiencia te da la sensación de que estás ahí.

Me ha maravillado el libreto que no solo cuenta la historia de América sino muchos elementos y temas relevantes antes y candentes aún hoy. El hecho de que el cast esté interpretado por personas de color, latinos y asiáticos en personajes que sabemos que fueron blancos le da una vigencia al texto y frescura única.

La banda sonora es absolutamente maravillosa mezcla hiphop, gospel, jazz, R&B y canciones propias de musical junto con un texto increíble que narra la independencia y establecimiento de EEUU. La diversidad de géneros y la elección de cada es como un extra a la puesta en escena

Todo liderado por Lin-Manuel Miranda que co-escribe el libreto y compone la música y que carga con todo el peso de la interpretación. Es tan mayúsculamente perfecto todo y él carga con todo el peso de manera increíble. Si ya apuntó todo en El regreso de Mary Poppins y La materia oscura, este Hamilton es el que consagrará al actor a la primerísima línea. Increíble también como George III Jonathan Groff, increíblemente divertido.

VEREDICTO

Hamilton es un lujo, es una delicia el poder estar en tan primera fila ante algo tan relevante, tan maravillosamente realizado y tan poderosamente interpretado. Una delicia que ver y volver a ver, que gustará hasta a los que no les gustan los musicales