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Voto de Caith_Sith:
8
Thriller. Drama. Intriga En un instituto, el último día de clase, una profesora se despide de sus alumnos y, además de anunciarles que deja la escuela, les confiesa que su hija de cuatro años que, aparentemente, murió ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos estudiantes de esa misma clase. También les hace saber que ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2011
56 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Kokuhaku” empieza con un extraordinario monólogo que se prolonga durante más de veinte minutos. Y en ese tiempo se hace una crítica social tan certera que deja sin habla. Lo que sigue a continuación son las confesiones y retazos de varios personajes y vidas, aproximaciones a mentes tan complejas y retorcidas que casi pareciera que alguien ha conseguido filmar una pesadilla de la forma más aséptica posible. El responsable del milagro es Tetsuya Nakashima, uno de los realizadores asiáticos más interesantes de su generación, que no sólo ha sido capaz de crear un estilo propio sino que además sabe cómo reinventarse sin abandonar sus intereses más puros. La historia de venganza sirve para enmascarar muchos más temas en “Kokuhaku”, que se descubre como una de las películas mas fascinantes de los últimos años tanto por su (soberbia) narrativa como por su impresionante puesta en escena. Los directores de fotografía Shoichi Ato y Atsushi Ozawa, que ya habían colaborado con el director en sus películas previas, consiguen que los colores duelan. La imagen limpia, aséptica, del presente (tonos grisses y azules) contrasta con la de los flashbacks (tonos cálidos), dando lugar a una mezcolanza de ideas que vienen y van; que encuentran su razón de ser en cada plano, en cada secuencia.

Nada hay al azar en “Kokuhaku”. Ni las interpretaciones de sus actores, todas ellas sensacionales a pesar de algún tic puramente japonés, ni su magnífico guión. Mucho menos el uso de la música (que pasa de ‘Radiohead’ a ‘Bach’ de forma completamente orgánica), ni el mencionado uso del color. El ritmo del film es el idóneo, algo que rara vez se ha logrado en un trabajo que utiliza la cámara lenta como recurso narrativo y no únicamente como elemento descriptivo. Planos detalle, travellings… la cámara se mueve entre los pupitres de la escuela serpenteando como un fantasma que ansía alcanzar la luz. Pero sólo hay oscuridad; la más bella oscuridad. Cada personaje tiene su reverso, nada es lo que parece. Y el clásico dicho “la venganza es un plato que se sirve frío” no sólo adquiere aquí un nuevo significado, sino que se redefine por completo.

“Kokuhaku” no es sólo una lección de cine: es también una de las películas más fascinantes de los últimos años. Un thriller psicológico cargado de mala baba que bebe directamente del mejor Park-chan wook (“Old Boy”) y trasciende más allá de sus influencias, adquiriendo una pureza que encuentra su igual en el “Elephant” de Gus Van Sant. Por si fuese poco consigue tener voz propia y confirma, una vez más, a Tetsuya Nakashima como uno de los mejores narradores del cine actual, un autor versátil, capaz de cambiar de géneros y funcionar igual de bien en todos ellos. Quizá junto a “Black Swan” (Darren Aronofsky), la película más enfermiza de 2010. Simplemente brutal, aunque eso sí, no es para todo el mundo. El riesgo, aún así, merece la pena.
Caith_Sith
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