Tony Scott ha creado una cinta atípica, y aunque eso no significa que sea buena -que no lo es-, al menos le da un rango distintivo a una historia que, en base, prometía un montón y se he quedado en poco menos de nada. Domino reza estar "basada en hechos reales", y eso no se lo cree nadie. Ya no por lo inverosímil de su trama, sino por que el personaje de Knightley parece sacado del cómic Marvel de turno, una mujer poderosísima, fantasma de la hostia y super-dura que difícilmente sería factible.

El guión es además fallido, al menos en una línea temporal lógica. Según la película -que va de biográfica- en 1993 la protagonista tenía unos 10 años. Si nos vamos a datos reales, la verdadera Domino nació en 1969... haced cuentas. Pero bueno, yo casi he pasado de pensar en ésto como algo real, y lo he considerado una flipada de Scott. Y como tal, tiene un mérito, y es ser visualmente alternativa, videoclipera si se prefiere, pero atractiva en suma.

La estética no está nada mal, y de hecho Keira Knighley está de muerte en toda la obra. La fotografía es estrambótica, seguramente sea malísima, pero al menos a mí me ha gustado. Es diferente. El montaje es raro, pero contribuye a que la trama intente ser aceptable... no lo es. Y es una lástima. Domino arranca de manera espectacular, hasta que aparecen las primeras letras, la película parece una auténtica pasada. No diré nada más. Mejor verlo.

Pero vamos, el caso es que los ocho primeros minutos de una película de 120 no justifican los 6€ que vale la entrada al cine. Esperad al DVD, o algo así. Lo mejor de la película es Keira, no os engañéis. Lo demás es más de lo mismo. Y bueno, es un filme imposible de calificar objetivamente, demasiado "alternativo". No os fiéis de las opiniones de nadie, ni de la mía siquiera, simplemente si os interesa vedla, y sino pasad de ella.