Una película de una factura visual excelente, con un guión trabajado pero que se pierde a medio camino de la nada y con una actriz que siempre -más aún con ojos azulados- es capaz de evocar los instintos sexuales más primarios.

A destacar, la falta de tacto o dejadez documental de los guionistas y productores americanos.

Que la mitad del elenco de actores esté formado por actores y actrices de procedencia china, en una historia donde se profundiza -por lo menos se intenta- en uno de los aspectos sociales más arraigados de la cultura nipona, como mínimo debe haber sentado tan "bien" (para más información consulte las "pequeñas rencillas" históricas entre ambos países en San Google) como las falacias que debemos soportar los españolitos con las tergiversaciones de nuestra cultura e historia por parte de las grandes (incluso a veces...no tan "grandes") superproducciones estadounidenses.