22/03/2017
5/10

“L’avventura” no es lo mismo juzgarla en 1960, que en 2017, casi sesenta años después, con todo lo que ha llovido desde entonces. Es por eso que se entiende que, si bien estaba entre las mejores películas de la historia al inicio de su proyección, su perspectiva fue disminuyendo a lo largo del paso de los ańos, debido a que se olvidó que fue la pionera en mucha cosas.

El contexto sexual es sorprendente para la época, más aún una Italia muy católica (lo sigue siendo). Además, hay una escena entre Anna y Claudia con ciertos aires lésbicos, sin contar los constantes planos sexuales de Sandro, Anna y Claudia. En la obra podemos ver constantes críticas veladas: a la iglesia, al machismo (hombres como moscas a Gloria Perkins y a Claudia), la corrupción en el periodismo (solo accede a publicar la noticia cuando se le ofrece dinero), las desaparaciones en Italia (40.000 al año), la candidez de la clase alta (escenificada en Giulia) y un largo etcétera. Nada es al azar.

Lo mejor de la película, bajo mi punto de vista, es su inicio. Las escenas filmadas en el mar y en la isla son de una factura impecable. El neorrealismo italiano evoluciona hasta esta “aventura” en las Islas Eólicas (Basiluzzo, Panarea, Lisca Bianda...). Las imágenes en general de la isla, con el aterrizaje del helicóptero como punto culmen, amén de aprovechar el tornado que se avecina, el viento real y la escena tan bonita cuando Claudia abre la ventana al amanecer.

Y como telón de fondo, podemos ver la desviación de la raza humana, lo humanamente inadmitido, la parte invisible que todo ser siente. Una frase que lo resume todo, en labios de la bellísima Claudia: “Hace unos pocos días, al pensar que Anna podría estar muerta, sentí que yo también me moría. Ahora ni siquiera lloro. ¡Lo que temo es que esté viva!”