Puro guión, una vez más; las obsesiones de Allen siempre presentes en sus películas, como las relaciones de amistad y pareja, la estabilidad emocional, la pasión dentro del matrimonio, la pasión fuera del matrimonio, la inspiración creativa, la inseguridad artística, la influencia de los planetas en los acontecimientos de la vida humana, la fidelidad, la insatisfacción, las menciones literarias, de música, etc., se hacen presentes desde luego en este film y es de agradecer. Es verdad que en las últimas películas de Woody Allen, lo observamos en una versión más "light" (a mi me gustan lo mismo, me acomodo al Allen complejo, y me acomodo al Allen simple y liviano) que en este tipo de cintas, donde los diálogos se suceden como en una catarata de palabras y reflexiones graciosas, tontas a veces y brillantes en otras, pero que casi no dan respiro al espectador, que mientras se está riendo o reflexionando sobre algún ingenioso comentario, rápidamente se encuentra con otras reflexiones y chistes que se apilan vertiginosamente y particularmente a mi me causan una agradable sensacion de disfrutar de algo diferente; porque la verdad, gusten de Allen o no, ¿hay otro director siquiera parecido?.
Para mi no, y cada film que veo, sea viejo o nuevo, es una sorpresa agradable; siempre sus pelíciulas bañadas en una luz suave, filmadas en invierno, otoño, primavera o verano, siempre saca Allen lo mejor de Manhattan; y generalmente acompañadas de jazz, de un jazz que suena tan viejo y cascado que es una delicia, un deleite para los sentidos.