He aquí un interesante thriller de corrupción entre un banco internacional y la trata de armas a nivel prácticamente mundial. Bien interpretado (no sé por qué se dice que Clive Owen y Naomi Watts fueron un error de casting, a mí me han parecido muy correctos los dos) con dosis (justitas) de acción- excelente la escena en el Museo Guggenheim- y mucha intriga... Peeeeero, ¿cuál es la motivación real del personaje de Owen para implicarse de forma tan emocional y personal para desenmascarar todo este entramado de delincuencia bancaria? ¿Devoción al trabajo? ¿Le estafó dicho banco? ¿Compró el susodicho armas y además de no enviárselas se quedaron con su pasta? Nada de esto- o algo más que sea- se explica, por tanto sí que parece muy forzada tanta pasión hacia lo que nos cuentan estas entretenidas dos horas, en las que no faltan un buen contenido de corrupción entre economía y política social, pero se echa de menos un poco más de desarrollo en el personaje protagonista, ya que carga con el peso de todo el film, pero apenas sabemos nada de él. Únicamente en un momento muy concreto y sin trascendenia alguna, Ela (el personaje de Naomi Watts) le pide, ante tanto interés en el caso, que no le pase lo que le sucedió hace dos años (pero nada más, no se explica, no nos lo cuentan y, por lo tanto, nos quedamos igual). Por otro lado, la Watts luce muy bien y es bastante competente como actriz, pero su rol está muy desdibujado, es casi de relleno.

- Lo mejor: ver un thriller diferente, con un buen guión y un gran acabado técnico. Además de un final desesperanzador, pero muy real.

- Lo peor: esa falta de desarrollo en los personajes principales que no te permite conectar emocionalmente con ellos (¿nos hubiera importado que el personaje de Clive Owen muriera? A mí, no).