Al leer la última frase de la novela de Tolkien, era como si no hubiera acabado. Leer tal obra maestra de la literatura me dejó atado de tal manera a ese mundo fantástico, que era como si no tuviera fin.
La adaptación de la novela al cine si ha conseguido ese efecto en mi, cerrar la historia. Darle un sentido, un principio y un fin. Haber disfrutado tanto de este espectáculo audiovisual, me ha completado como admirador y privilegiado espectador activo de una historia increíble.
Ese es el verdadero mérito de esta película, que une y cierra la trilogía de una forma espectacular, cual obra de arte, es un verdadero deleite para los sentidos.

En cuanto a la película, para mi, supera al libro. Pues logra un ritmo narrativo in crescendo, donde el drama y la aventura avanza irremediablemente a su fin.
De nuevo, esta adaptación es nuy fiel a la novela. Las dos historias están muy bien narradas y contienen una épica jamás vivida antes.
En la historia de la batalla en las puertas de Minas Tirith, todo inunda los sentidos del espectador; los paisajes son maravillosos, las escenas de acción espectaculares, la grandeza del mundo imaginado por Tolkien toma vida; los personajes y actores lo bordan; el diseño de producción y los efectos son de Oscar; la fotografía, la luz, el color, la música; todo te hace sentir una emoción difícil de vivir con una película.
Mientras, la historia de Frodo y Sam, es la historia del fin del camino, donde toda persona quiere llegar, a cumplir su cometido. Está muy conseguida, es muy fiel a la novela, y alcanza un nivel de dramatismo y de emoción que realmente logra un final grandioso, inolvidable, perfecto.