Manda huevos, resulta que el capricho de un crío por ver a su actor favorito y montar su caballo, se convierte en el espolón capaz de derribar una estructura de poder y corrupción que ha venido sembrando el terror entre violaciones, asesinatos, desapariciones y extorsiones varias.

Me hubiera gustado saber más del creciente interés público por la mujer y la noticia. Saborear cómo toda una ciudad se vuelca contra la corrupción policial y de otras instituciones a medida que pasan las semanas o se suceden los acontecimientos. Tampoco he llegado sentir el sufrimiento extremo que le suponemos a una mujer tan injustamente hacinada. De hecho, incluso durante la conversación con el psiquiatra, tras la que es enviada a la habitación 18, parece forzar demasiado para convencernos, sufre una aceleración de temperameno que no me he creído.
También hubiera sido interesante que contaras algo de la desaparición constante de niños que, a buen seguro, tenía preocupadilla a la población por aquel entonces.

Me duele decírtelo Clint, pero no es buen síntoma tener la sensación de que se pudo haber hecho mucho mejor porque historia había y de las buenas. Esto me hace acordar de Leyendas de pasión, en otra medida pero, otra muestra de desaprovechamiento del peliculón.

Sí te voy a reconocer que la presentación, la entrada en escena del abogado, al más puro estilo de los hermanos Cohen me ha encantado, adrenalina, he sentido el poder de los buenos, que con tanto canalla me hacía falta.

Y nada más abuelo, cuidate.