Maravillosa y siempre recordada serie de espionaje y de suspense que marcó mi niñez.

A través de una ambientación funcional, de unos efectos especiales sencillos y de una estética apropiada, se alcanzaban tramas con un guion bien resuelto y llenas de intriga y de acción, en las que la incertidumbre de los espectadores, ante esos peligrosos cometidos casi irrealizables, era lo imprescindible. Y, a mi criterio, esa tensión emocional se conseguía claramente.

Una serie mítica, de calidad, con actores estupendos, que logró altos niveles de interés para muchos televidentes infantiles de mi generación. Y con la que siempre estaremos en deuda.

Muy notable; sin duda.