Muy bien escrita, muy bien hecha, muy bien protagonizada y muy buena idea el no doblarla (al menos el japonés), pero a mi, personalmente, me sigue gustando más Banderas de nuestros padres. El porqué no lo sé explicar, pero es así.
Aún así recomendaría esta película tanto como la otra, porque pocas veces se ha logrado hacer 2 películas contando lo mismo, pero desde distintos lados y no salir un bodrio imposible de ver.
El señor Eastwood está alcanzando cotas que ya les gustaría a más de uno haber podido lograr... y cada año que pasa lo va haciendo mejor, y esperemos que siga así.
Por los actores, excepto Ken Watanabe, el resto me son un poco desconocidos (más que nada porque el cine asiático no es de mis fuertes), pero la verdad es que hacen muy creíble la película... que eso, en el fondo, es lo más importante.