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España España · Madrid
Voto de saberius:
8
Intriga. Thriller Una psicóloga y su ayudante intentan desacreditar a un vidente que ha recuperado el prestigio después de haber pasado treinta años sumido en el olvido; el problema consiste en que el cerebro casi siempre nos transmite una imagen distorsionada de la realidad. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guión trepidante, la acción incesante, los diálogos intensos y poderosos, los personajes ambivalentes, complejos, al más puro estilo del cine de investigación y denuncia social, a medio camino entre la seguridad de lo cierto y la ambigüedad de lo incierto, apenas cesan de aportar información sobre las cuestiones más trascendentales: ¿Arrojan certezas nuestras percepciones? ¿Y la interpretación del mundo exterior? ¿Y la interacción con los seres que nos rodean? ¿Se trata de un vano espejismo de nuestra propia mente? ¿Realmente “la verdad es la más engañosa de las ilusiones”?...
Pero también… ¿Hay algo al otro lado? ¿Existen las curaciones milagrosas? ¿Son eficaces los ilusionismos, la imposición de manos y otros métodos que en ocasiones parecen llenar de convicción, superación y esperanza a quienes los reciben?... ¿Se trata tan sólo de un lucrativo negocio que convoca a las masas a semejantes exhibiciones?...
Se aprecia un extremo cuidado con los pequeños detalles, en torno a los procedimientos de los investigadores de fraudes (el instrumental utilizado, la adquisición de nuevos trucos para combatir otros), en la intuición y experiencia que despliegan ante tan avezados contrincantes.
Se desarrolla una propia terminología como el reconocimiento de “luces rojas” respecto a la aparición de sujetos u objetos que no concuerdan, que están de más, o que marcan determinadas alertas (aludiendo al símbolo más universal de peligro).
Los actores abordan sus papeles en su mejor estado de gracia, con Robert De Niro encarnando a un personaje camaleónico y escurridizo que recuerda a sus mejores interpretaciones (de la mano de Coppola o del propio Scorsese), pero también a “Zelig”, con permiso de Woody Allen (en un homenaje oblicuo realizado por Cortés con su propio corto “15 días” y que aquí rubrica con la incorporación del mismo actor –Óscar Rodríguez- como “luz roja” o tipo desubicado; o hacia “Concursante”, con un Leonardo Sbaraglia ahora curtido en ciertas lides, doctorado en picardía tras el varapalo de su otrora traumática experiencia); un verdadero “encantador de serpientes” que triunfa por la influencia que ejerce sobre su público / cliente / paciente / víctima, que basa su afán de lucro en la necesidad ajena por las creencias y doctrinas; una mujer luchadora, de elevada inteligencia e independencia emocional, hecha a imagen y semejanza de la misma Sigourney Weaver, y un despierto joven con mirada de más allá, como el propio Cillian Murphy.
Rodrigo Cortés aparece tras la planificación como otro personaje más, próximo a la figura del prestidigitador (esta vez en el montaje, en la disposición de las secuencias y en la sucesión de los acontecimientos narrados). No en vano alentaba en la première, cual maestro de ceremonias, a ver la película como un viaje iniciático, “sin esperar nada, sin ponerse a favor o en contra, tan sólo dejándose llevar…”.
saberius
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