Algo fuera de lo común puede dar credibilidad o convencimiento. Nos vasta ver un mirlo blanco para saber que todos son negros. Es como la excepción que confirma la regla. Esto son las luces rojas. Esos pequeños detalles que revelan el fraude. Esas notas discordantes que nos ponen sobre alerta. Pero ¿qué pasaría si esa misma excepción en vez de usarla para negar se empleara para confirmar? ¿Qué pasaría si demostrar que uno es capaz demostrase que todos lo somos? Esta película podría plantearse como una dicotomía, verdad vs. mentira. El ser paranormal o parecer paranormal. Se afirma que hay dos tipos de estafadores en este sentido: los que de verdad creen tener un don y los que creen que no se les va a descubrir. Se equipara a la magia con esos desvíos de atención, la predisposicón del espectador, lo sobrenatural, un mundo más allá del aparente. Pero esta película por encima de enigmas o fenónemos extraños, más allá de la crítica de este mundillo destaca una pregunta final que nos hacemos todos a través del protagonista. No podemos negarnos eternamente repite.