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Voto de antonalva:
4
Terror Nueva Inglaterra, 1630. Un matrimonio de colonos cristianos, con cinco hijos, vive cerca de un bosque que, según las creencias populares, está dominado por el mal. Cuando el hijo recién nacido desaparece y los cultivos no crecen, los miembros de la familia se rebelan los unos contra los otros: un mal sobrenatural les acecha en el bosque cercano. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2016
132 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carente de ambigüedad y de suspense, visualmente cuidada pero estéril, se supone un retrato fidedigno sobre las historias de brujería del siglo XVII, pero acaba siendo un fárrago insulso y pretencioso sobre aquellas obsesiones de hechicerías que lindan entre el fanatismo religioso y la superstición desbocada. Con poco encanto, con nulo encantamiento, con tantos tópicos estomagantes que produce vergüenza ajena por lo serio y forzado del empeño, contiene algunos mimbres reseñables al recuperar una época obsesiva y llena de embrujos y sortilegios fruto de la ignorancia y el envilecimiento de una población ignorante y mezquina. Pero todo combinado con tanta artificiosidad y poco arte que aburre hasta al más predispuesto.

Debido a un guión carente de cualquier atractivo, se va al traste un proyecto que contiene el embrión de algunas ideas interesantes pero que naufraga por su nula capacidad de sugerencia ni sugestión, por ser tan literal que impide cualquier equívoco insinuante y la hunden en el fango del despropósito atroz. La credulidad del espectador tiene un límite y aquí se rebasa con creces ante la perplejidad de una sala adormecida y fatigada por la sinrazón de cartón piedra que repele y repugna hasta al más candoroso. Al no saber incluir ni un ápice de incertidumbre, al no abrir la puerta a la duda o a la insinuación se adentra en las espesuras del espectáculo gratuito y trasnochado que se toma en serio y pierde de vista la complicidad del espectador del siglo XXI.

No basta con subrayar, al final, que la historia se basa en hechos reales o en cachos mal cosidos de fragmentos verídicos que pudieron ocurrir alguna vez hace ya siglos. Así no se crea ni una atmósfera ni se sostiene un relato ni se transmite un microcosmos tóxico y lacerante, sino que deviene en una sórdida amalgama de pedazos pretéritos mezclados sin gracia, sin lustre, sin convicción ni pasión. La cuidada fotografía que recrea la falta de luz natural y el tenebrismo social, moral y espiritual de su época, poco aporta cuando la construcción es tan rebuscada y explícita que no deja más lugar que el rechazo visceral. La pobreza y torpeza del cuento es penosa. Y la literalidad vergonzosa del desenlace resulta un sinsentido que echa por tierra los pocos logros alcanzados hasta entonces.

Prescindible. Aburrida. Árida. Anticuada. Anodina. Un prontuario de cómo malversar un punto de partida interesante y convertirlo en un revoltijo indigesto.
antonalva
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